11/11/2025
👉"No todo lo que heredaste vale la pena conservar."
Tu abuela materna te heredó la manera de amar.
Tu abuela paterna te heredó la manera de sobrevivir.
Y entre ambas, creciste tratando de no repetir lo que dolía…
pero sin darte cuenta, repitiendo justo eso.
Sanar el linaje no es encender velas y decir “yo libero a mis ancestros”,
es mirar con honestidad lo que aún cargas de ellas:
la culpa, el silencio, la forma de amar sin recibir,
el miedo a pedir, la costumbre de dar hasta vaciarte.
Tu abuela materna te enseñó que una mujer se queda “por los hijos”.
Tu abuela paterna te enseñó que “una mujer fuerte no llora”.
Y tú, nacida de ambas heridas, estás aprendiendo algo distinto:
que puedes quedarte sin perderte,
que puedes ser fuerte sin endurecerte,
y que puedes sanar sin culpar.
A veces la herencia más pesada no es una casa ni una deuda,
sino las frases que se quedaron pegadas en el alma:
“aguanta”, “no digas nada”, “los hombres son así”.
Sanar no es traicionar a tus abuelas.
Es honrarlas con una vida más libre que la suya.
Porque cada vez que eliges la paz antes que el drama,
cada vez que dices “no” sin sentir culpa,
cada vez que cobras lo que mereces o te priorizas,
una parte de ellas también sana en ti.
Y entonces entiendes que no tenías que escoger
a cuál de las dos sanar primero.
Tenías que elegirte a ti.
Tomado del Facebook
Constelaciones Familiares
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