27/07/2022
Buenos días. Hoy miércoles del tiempo ordinario, pidamos por las personas del mundo entero necesitadas de su gracia; por todos los enfermos, especialmente por las víctimas de la infección por COVID-19, por la paz en el mundo, especialmente para que termine la guerra de Rusia contra Ucrania; por el Papa, obispos y sacerdotes; por las necesidades propias y de los demás, por los difuntos y las benditas almas del santo purgatorio.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-46):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»
Palabra del Señor, gloria a ti Señor Jesús.
En el evangelio de hoy se nos dice que el reino de los cielos es lo más valioso que podemos encontrar en nuestra vida. Ningún bien terrenal puede sustituir, en valor, a este gran tesoro. Es un bien que nos da alegría permanente, luz perpetua en nuestro diario camino hasta el momento en que trascendamos y más allá por toda la eternidad, por lo que nada en este mundo, nada, significa tanto en nuestra vida. Todo bien mundano puede darnos alegrías, placer, entretenimiento, pero son pasajeros, como los fuegos artificiales, dejándonos luego en la oscuridad… Jesús es ese gran tesoro, esa luz como un nuevo sol, que está ahí siempre, y que viene a iluminarnos para guiar nuestros pasos por el camino del amor y de la paz.