01/12/2021
30 de noviembre – Día Internacional contra los trastornos de la obesidad 👇🏨
Anhelos que destruyen vidas
Por ✍Orlando Barbán- Psicólogo
A raíz del aislamiento por la actual pandemia Covid 19, algunos estudios demuestran que la familia, al dedicar más tiempo a “compartir la mesa” con sus hijos en casa, pudo observar con detenimiento el comportamiento de estos mientras comían. Se percataron de ciertos signos de alerta relacionados con los hábitos de alimentación que se alejaban de lo establecido para la edad, pues anteriormente pasaban desapercibidos. Esto provocó que las demandas de atención psicológica y psiquiátrica aumentaran de manera significativa, asociado al anhelo de delgadez que sentían los hijos, algo que les generaba alteraciones físicas y socio-emocionales.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por ser enfermedades específicas y complejas, vinculadas al acto de comer de las personas en respuesta a un impulso psíquico. Dos de los más frecuentes son la anorexia y bulimia nerviosas, los cuales prevalecen aún más en los adolescentes y sobre todo en las féminas. En ambas psicopatologías se confiere un exceso de valor a la imagen física, llegando a autoprovocarse vómitos para mantener el peso corporal ansiado. Además, no son conscientes de su estado corporal real, revelan una frecuencia cardíaca irregular, hipotensión arterial, sensación de debilidad, ansiedad, baja autoestima e ideas autolesivas.
Para realizar un diagnóstico diferencial, debemos conocer que la anorexia nerviosa se distingue por una restricción y reducción desmedida de la ingestión nutricional, lo que conduce a una pérdida importante de peso. Puede originar estreñimiento e hinchazón abdominal, menstruaciones irregulares, huesos débiles, así como retraso en la pubertad y en el crecimiento. Desde el punto de vista psicológico llega a sentirse soledad, tristeza y/o depresión, tienden a mostrar problemas de concentración y dificultades en la evocación de recuerdos.
La bulimia nerviosa, por su parte, está determinada por episodios recurrentes de atracones, es decir, la ingesta de una cantidad de comida claramente superior a la que la mayoría de las personas puede consumir en un momento determinado. Producto a los vómitos autoestimulados, el uso de laxantes y diuréticos, quienes la padecen llegan a sentirse mareados e incluso, logran desmayarse. Exhiben complicaciones dentales e hinchazón de las mejillas. Como parte de las repercusiones emocionales, pueden refugiarse en algunas adicciones, típico de un mecanismo de defensa evasivo.
Frente a patrones de comportamiento desajustados como los antes mencionados, urge asistir de forma inmediata a consulta especializada (nutricionista, pediatra, psiquiatra o psicólogo) para efectuar el diagnóstico y la atención oportuna. Quien se encuentre enfrentando esta difícil batalla, deber ser consciente de aquellas ideas distorsionadas que no le generan bienestar emocional, sobre todo las que buscan ajustarse a ciertos estereotipos de belleza; estas se deben confrontar con pensamiento crítico y realista. Una buena estrategia para escuchar la verdad de la situación y así recibir el apoyo necesario, es hacerse acompañar por esas personas que bien nos quieren. Hay que ser capaz de defender el amor propio con dignidad y aceptarse como tal, con virtudes y defectos. Y si les motiva estar en forma física, propóngaselo y trabaje en ello… ¡pero sin agobios!