30/11/2025
“LUPUS: LA REBELIÓN DE LOS ESPEJOS ROTOS ”🙃🔥
Había una vez un reino llamado Cuerpo, donde todas las células vivían en armonía bajo la vigilancia de un ejército noble: el sistema inmune. Los linfocitos, centinelas sabios, patrullaban día y noche, buscando a los intrusos, protegiendo con fiereza los límites de su tierra.
Pero un día, en un rincón del linfático palacio, algo cambió.
Una célula olvidó. Fue un error diminuto, apenas un susurro genético, quizás provocado por la luz de un sol inclemente o por una infección que pasó desapercibida. El olvido se propagó como un eco venenoso: “¿Y si no somos tan nuestros? ¿Y si lo conocido también puede ser enemigo?”.
Y así comenzó la guerra más cruel: la autoinmunidad.
El reino no fue atacado por bestias externas, sino por sus propios guardianes. Nació entonces Lupus, un espíritu antiguo que habitaba en la confusión, que se reflejaba en cada órgano como un espejo roto, fragmentado, impredecible.
La historia cuenta que Lupus se manifestaba primero en el rostro, dibujando un rubor violáceo con forma de mariposa sobre las mejillas de mujeres jóvenes —como si dejara un sello poético de su llegada. Otras veces se infiltraba en las articulaciones, provocando dolor y rigidez sin deformidad. En el silencio de la noche, inflamaba el corazón, cubría los pulmones, invadía los riñones como niebla, dejando rastros de proteínas en la o***a como lágrimas de un filtro roto.
Era un ilusionista cruel: lo mismo causaba fiebre inexplicable, caída de cabello, úlceras en la boca o crisis convulsivas. Podía parecer anemia, artritis, síndrome nefrótico o psicosis. Por eso los sabios lo llamaron “la gran imitadora”.
Durante siglos, los médicos no supieron reconocerla. Muchas mujeres fueron ignoradas, sus síntomas atribuidos al alma y no al cuerpo. Pero con el tiempo, los sabios aprendieron a mirarla con nuevos ojos. Descubrieron que Lupus dejaba cartas firmadas: anticuerpos contra el núcleo de las células, huellas de su traición.