20/10/2025
Yo evalúo el tibial posterior y el poplíteo con una misma base funcional: utilizo la posición del pie y del tobillo como referencia, aunque es importante recordar que el tibial posterior se relaciona anatómicamente con el maléolo interno (medial), no con el externo.
Para el tibial posterior, llevo el pie del paciente hacia la inversión (supinación), le pido que mantenga esa posición, y aplico una resistencia sobre el primer metatarsiano, intentando llevar el pie hacia la eversión.
Así evalúo si realmente está activando correctamente el tibial posterior, que es un estabilizador clave del arco plantar y un potente invertor del pie.
Con el poplíteo, la mecánica del test es similar en cuanto a posicionamiento, pero ahora, además del control del pie, le sumo la flexión de rodilla y la rotación medial de la tibia, ya que el poplíteo es un rotador interno de la pierna que se activa especialmente en los primeros grados de flexión.
Pero atención: si el tibial posterior está débil o no está cumpliendo correctamente su función de estabilización del pie, es muy probable que también falle el test del poplíteo.
¿La razón? Si no tengo una base estable desde el apoyo del pie: especialmente a nivel de la bóveda plantar y del retropié, el sistema global de estabilidad se compromete, y el poplíteo no puede entrar en acción de forma eficaz.
No es necesariamente que el poplíteo esté débil. Es que el sistema ya está comprometido desde la base.