05/06/2016
Caminamos desde la Avenida Callao hasta Plaza de Mayo. Desde las cinco de la tarde hasta las ocho de la noche. Ese fue nuestro recorrido. El de otrxs comenzó directamente desde Rivadavia. Otrxs llegaron en subte. Otrxs bajaron del colectivo algunas cuadras antes. Columnas de personas llegaron a la Plaza del Congreso para marchar, manifestarse, hacerse presente con el cuerpo y decir presente con la voz, para gritar y .
Ante la falta de cifras oficiales, la asociación civil La Casa del Encuentro elaboró un monitoreo anual de femicidios desde el 2008 al 2015. El registro arrojó la estruendosa cifra de 2.094 mujeres asesinadas. En lo que va de este año, se sumaron 66 nuevos casos. Según la agrupación Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa), el Consejo Nacional de las Mujeres cuenta con sólo el 0.0055% del presupuesto nacional para la aplicación de la Ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Entre la marea de banderas con siglas de distintos partidos, sindicatos y organizaciones sociales, podían verse cientos de carteles hechos a mano: “Seguimos luchando porque nos siguen matando”, “El machismo mata, el Estado es cómplice”, “Si te controla no es amor, es violencia”, decían algunos de ellos.
El grito de para algunas y algunos significa un conjunto de cosas y para otras personas, implica otras. Hay quienes luchan por erradicar la matriz cultural del machismo, otrxs que intentan visibilizar situaciones concretas de violencia y muchxs que comprendieron que ambas cosas van de la mano. Marcharon juntas, juntos, con la convicción de querer un mundo con mujeres libres, autónomas y sujetas de derecho.
El documento oficial sintetizó las primeras medidas aplicadas por el nuevo gobierno de Mauricio Macri, y su impacto sobre las mujeres: “Es cierto que se puso al frente del Consejo Nacional de las Mujeres a una feminista pero a la vez, el ajuste, el tarifazo, los despidos masivos, el fin de la moratoria previsional para las amas de casa que dedican su vida al cuidado de los otros, el escandaloso achique del Estado, golpean sobre todo a las mujeres, recortan nuestra autonomía, nos dejan más inermes frente a la violencia. Cuando la pobreza aumenta, las primeras perjudicadas somos las mujeres. Cuando el conflicto social se mete dentro de las casas, las más perjudicadas somos las mujeres. El ajuste y la inflación golpean directamente sobre nuestra capacidad de decir Basta. El disciplinamiento de la protesta social y el encarcelamiento de dirigentes sociales y políticos hablan claramente de una revancha misógina y ra***ta que nos golpea a todas. A todxs.”