11/11/2025
LAS SIETE IGLESIAS: ¿EN ASIA O EN EL SANTUARIO?
Por Abraham Sánchez
"...el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto" (Apocalipsis 2:1).
Si los mensajes a las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 están pensados para la localidad literal del Asia Menor, entonces nosotros hoy y los cristianos de los siglos segundo, tercero y más, solo podríamos mirar hacia ese pasado y sacar lecciones de las cosas que se alcancen a entender, y otras dejarlas en lo inexplicable.
No tendrían ninguna calidad ni peso de profecías para la iglesia a través de los tiempos. Sería solo una historia como las de Génesis o Los Reyes, y leyéramos sus narraciones sin pensar en el futuro; no con atención a "las [cosas] que ocurrirán después de estas".
Si por el contrario, son símbolos de la presencia de los creyentes a lo interno del santuario celestial donde nuestro sumo sacerdote camina, entonces no se trata de una historia dada para que se aprendiera del pasado. Serían iglesias con objetivos espirituales que aportan a la vez que reciben en el juicio del santuario que opera por los siglos. El aporte consiste, entre otras cosas, en ser ojos de Dios por toda la tierra: testigos en todos los tiempos para justificar las sentencias del Juez.
Pero los mensajes son acerca de cosas que sucederán. Cada iglesia tiene condiciones, amonestaciones y promesas que describen en sí mismas si se trata solo de circunstancias locales del Asia o si ven más allá.
Por ejemplo, el mensaje a Éfeso: "vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido" (Ap. 2:5) presenta a una iglesia dentro del santuario y a Cristo ministrando en él. También está bajo juicio, por las mismas razones y por la expectativa de arrepentimiento. Entonces es un símbolo.
Estar caminando entre candeleros es una representación en sí. También lo es el candelero. Ser quitado de su lugar es algo que tiene un significado. Es relacionado a una obra de escrutinio y de juicio.
El diálogo con la iglesia tiene características muy propias que no coinciden con otras. Eso dice que el trato particular puede tener momentos diferentes. Digamos por ejemplo que cada pabilo se desgasta en momento particular. Recibe atención en su momento.
La promesa hecha a Efeso es: "al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios" (Apocalipsis 2:7). Esa promesa dice que el trato de Jesús con la iglesia es en la perspectiva de un resultado o recompensa al final de la historia. Las recompensas ofrecidas por Jesús traspasan la barrera de la muerte. Para que las promesas sean un hecho, tiene que establecerse el reino prometido al final del trato con el resto de las iglesias.
La recompensa a cada iglesia solo ocurre cuando el trato del sacerdote termina con cada una. Si el tiempo ha discurrido por siglos es porque el trato entre iglesias y sacerdote no ha concluido. El desplazamiento del sacerdote entre las iglesias es el oficio del santuario. Es la razón de que la puerta se mantenga abierta y de la extensión permanente de un llamado a acudir. Si las iglesias quedan en el primer siglo la intercesión queda con ellas.
Bajo el peso de las evidencias de una presencia en la historia de la intercesión interna del santuario, podemos definir los siglos de la labor sacerdotal y ver la secuencia de trato entre una y otra. Así como las iglesias ocupaban un dilatado territorio en Asia, así se encuentran en la extensa historia, con su equidistancia.
Otro tiempo deberá ocuparnos en ver valiosas características de las iglesias que revelan su presencia histórica. Pero es un ejercicio que invita a cada uno.
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca" (Apocalipsis 1:3).
Bendiciones.
Abraham Sánchez 👈
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