12/12/2018
Los dientes pueden decolorarse por la presencia de manchas en la superficie o por cambios en su interior.
Existen tres tipos principales de manchas en los dientes:
• Extrínsecas: se forman cuando se mancha la capa externa de la pieza dental (el esmalte). El café, el vino, la gaseosa de cola u otras bebidas y alimentos pueden manchar los dientes. Fumar también produce manchas extrínsecas.
• Intrínsecas: se forman cuando la estructura interna de la pieza dental (la dentina) se oscurece o se pone de color amarillo. Puedes tener este tipo de manchas si:
o Te has expuesto demasiado al fluoruro durante la primera infancia.
o Tu madre tomó antibióticos del grupo tetraciclina durante la segunda mitad del embarazo.
o Tomaste antibióticos del grupo tetraciclina cuando tenías 8 años o menos.
o Tuviste algún traumatismo que afectó un diente cuando eras un niño pequeño. Por ejemplo, tuviste una caída que pudo haber dañado un diente permanente que estaba en proceso de crecimiento.
o Sufriste de algún traumatismo en un diente permanente y un sangrado interno lo obscureció.
o Naciste con una enfermedad poco frecuente llamada dentinogénesis imperfecta. Esta afección produce manchas de color gris, amarillo o púrpura.
• Vinculadas a la edad: estas se originan por la combinación de factores extrínsecos e intrínsecos. Con el paso del tiempo, la dentina se pone de color amarillo de forma natural. El esmalte que cubre los dientes se vuelve más fino con la edad, lo que hace que la dentina se torne visible.
Además, determinados alimentos y el tabaco pueden manchar los dientes a medida que uno envejece.
Por último, al astillarse o sufrir otras heridas, los dientes pueden decolorarse, en particular si la pulpa dental está dañada.
Si te cepillas los dientes después de cada comida, podrás evitar que te salgan algunas manchas.
Además, si visitas a un profesional con frecuencia para que te realice una limpieza dental, se eliminarán las manchas superficiales.