21/11/2025
Los traumas infantiles no desaparecen con el tiempo: se almacenan en el cerebro y moldean la forma en que pensamos, sentimos y reaccionamos en la vida adulta.
Durante la infancia, el cerebro está en pleno desarrollo, por lo que experiencias de violencia, abandono, miedo o carencias emocionales pueden alterar áreas clave como:
🔹 La amígdala: se vuelve más reactiva, aumentando la ansiedad y la hipervigilancia.
🔹 El hipocampo: puede verse afectado, impactando la memoria y la regulación del estrés.
🔹 La corteza prefrontal: encargada del razonamiento y control emocional, puede presentar dificultades para manejar impulsos o situaciones complejas.
Por eso, muchos adultos cargan con patrones que no entienden: miedo al abandono, dificultades para confiar, reacciones exageradas o problemas para regular emociones.
💡 Sanar es posible. La terapia, el acompañamiento profesional y la educación emocional ayudan a reprogramar el cerebro y romper ciclos.