25/12/2024
A veces, las personas que parecen más alejadas del espíritu navideño son las que más cargan con dolores invisibles. Es fácil juzgar el exterior sin saber las batallas internas que alguien libra en silencio. El Grinch no odia la Navidad; lo que le duele es Recordar los vacíos que la acompañan. Así somos muchos: escondemos nuestras lágrimas detrás de sonrisas forzadas o actitudes cerradas, cuando en realidad anhelamos un abrazo, un gesto de amor, una chispa de esperanza.
Esta Navidad, distensión un momento. Mira más allá de las apariencias. Ese pequeño acto de bondad, esa palabra cálida o esa sonrisa genuina pueden ser el regalo más grande que alguien reciba, incluso si nunca te lo dicen. El amor tiene el poder de sanar hasta los corazones más rotos. No dejes que pase esta temporada sin regalar un pedacito de ese amor a quienes más lo necesitan, aunque no lo pidan.
Tomado de la web