30/07/2025
“Tengo TDAH, y eso no me hace un niño problema. Solo necesito que me entiendan.”
No, no es un niño malcriado. No es flojo. No es desobediente por gusto. Es un niño cuyo cerebro funciona diferente… y eso requiere una crianza, educación y acompañamiento diferente.
El TDAH no se ve. No se nota como una herida, ni como una fiebre. Pero está ahí: en la impulsividad que interrumpe, en la necesidad de moverse, en la distracción constante, en la emoción que no puede frenar. Y mientras muchos adultos castigan lo que no comprenden, estos niños comienzan a cargar etiquetas injustas: “hiperactivo”, “intenso”, “problemático”, “desobediente”.
Lo que necesitan no es castigo. Es comprensión, estructura, acompañamiento y mucha más paciencia de la que el sistema está acostumbrado a dar.
⸻
🧩 Estrategias para comprender y acompañar a un niño con TDAH:
1. No lo tomes personal
• Su impulsividad no es un ataque contra ti.
• No lo hace “para molestarte”, lo hace porque le cuesta controlarse.
2. Dale estructura visual y anticipación
• Usa pictogramas, rutinas visuales, horarios y avisos previos.
• Anticipar lo que viene reduce la ansiedad y mejora la conducta.
3. Divide tareas en pasos pequeños
• “Haz tu tarea” es demasiado abstracto.
• Mejor: “Saca tu cuaderno de español… ahora abre la página 10…”
4. Permite el movimiento regulado
• No obligues a que esté quieto todo el tiempo.
• Usa estrategias como pelotas antiestrés, sillas con movimiento, pausas activas, caminar mientras repasa algo.
5. Reconoce sus logros, no solo sus errores
• Los niños con TDAH viven siendo corregidos.
• Necesitan sentir que sí pueden. Que hay cosas que sí hacen bien.
6. Regula primero, luego corrige
• No le enseñes nada en medio del enojo.
• Acompaña la emoción primero, pon nombre a lo que siente, respira con él.
7. Evita etiquetas negativas
• No lo llames “problemático”, “rebelde” o “malcriado”.
• Cambia el lenguaje: “Tiene una forma distinta de aprender”, “Es muy sensible a los estímulos”, “Necesita más apoyo para autorregularse”.
⸻
🌱
Cada niño con TDAH es único. Algunos son creativos, otros sensibles, algunos inquietos, otros soñadores. Pero todos tienen algo en común: necesitan adultos que los miren con más empatía que juicio. Porque donde otros ven desorden, ellos cargan una mente brillante que aún está aprendiendo a organizarse.