21/10/2025
DEVOCIONAL TIEMPO DE ORACIÓN VIRTUAL
ANA: UNA ORACIÓN QUE CAMBIA EL DESTINO
1 Samuel 1:10-11
“Ella, con amargura de alma, oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida...”
— 1 Samuel 1:10-11
l nombre Ana significa "gracia" o "favor", pero su vida parecía estar marcada por lo contrario: dolor, vergüenza y provocación constante. Estaba estéril, mientras que Penina, la otra esposa de su esposo Elcana, tenía hijos y la irritaba cruelmente.
Pero en medio de esta tormenta emocional, Ana tomó una decisión clave que transformó su historia: no se encerró en el dolor, sino que fue al único lugar donde podía hallar consuelo real: la presencia de Dios.
La oración nace del alma, no solo de los labios
Ana no oró superficialmente. Su clamor fue tan profundo y desgarrador que el sacerdote Elí pensó que estaba ebria.
(1 Samuel 1:13)
Romanos 8:26: “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
La oración perseverante es escuchada por Dios
Ana oró largamente, no solo unos minutos. Su insistencia fue señal de una fe inquebrantable.
Lucas 18:1: “Jesús les contó una parábola sobre la necesidad de orar siempre, sin desanimarse.”
Oración con propósito, no solo con deseo
Ana no pidió un hijo solo para llenar su vacío. Hizo un voto: si Dios le daba un hijo, lo dedicaría al servicio de Dios.
Santiago 4:3: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
La oración con fe cambia destinos
Después de orar, Ana se levantó con el rostro transformado (1 Samuel 1:18).
Ya no estaba triste, aunque aún no veía el milagro. Eso es fe.
Hebreos 11:1: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
APLICACIÓN PERSONAL
¿Estás llevando tus cargas a la presencia de Dios o te estás quedando en silencio y frustración?
Dios no te pide oraciones perfectas, sino sinceras.
¿Tu oración tiene un propósito eterno o solo buscas alivio momentáneo?
Ana nos enseña que los milagros que nacen en oración tienen mayor impacto cuando se entregan nuevamente a Dios.
¿Puedes creer que Dios puede cambiar tu historia como cambió la de Ana?
No importa cuánto tiempo lleves esperando, Dios escucha y responde con propósito.
ORACIÓN
Señor amado,
Hoy venimos ante Ti con el corazón abierto, tal como lo hizo Ana. Tú conoces cada rincón de nuestro ser, cada carga que pesa en el alma, cada lágrima que hemos derramado en silencio. Gracias porque Tú no ignoras nuestro clamor, ni eres indiferente a nuestra aflicción.
Padre, enséñanos a orar con sinceridad y profundidad, no solo con palabras bonitas, sino con el alma desnuda delante de Ti. Que nuestras oraciones no sean movidas por la desesperación, sino por la confianza en que Tú eres un Dios que escucha, responde y obra con propósito eterno.
Danos la perseverancia de Ana para seguir creyendo, aun cuando no veamos respuestas inmediatas. Que aprendamos a rendir nuestros anhelos delante de Ti, no solo para recibir, sino para ofrecerte lo mejor que pongas en nuestras manos.
Transforma nuestro dolor en propósito, nuestras lágrimas en testimonios, y nuestras oraciones en instrumentos de cambio, no solo para nuestras vidas, sino para impactar generaciones, así como hiciste con Samuel.
Hoy declaramos, con fe, que una oración nacida del corazón y entregada a Ti tiene el poder de cambiar destinos.
Gracias, Señor, por escucharnos siempre. En el nombre poderoso de Jesús,
Amén.🙏