03/10/2025
🪶 Dos hermanos, dos destinos.
Nacidos de la misma tierra, criados bajo el mismo sol, pero separados por la sombra del poder. Frente a frente, no como aliados, sino como rivales. La grieta que los divide no es solo geográfica: es el eco de la ambición, el susurro del orgullo, el miedo a compartir la gloria.
Entre ellos, el mapa se quiebra. Quito y Cusco, dos corazones de un imperio que pudo haber sido eterno.
¿Y si hubieran elegido la unidad?
¿Si la sangre hubiera pesado más que la corona?
Tal vez la historia sería otra.
Tal vez los conquistadores habrían encontrado no una fractura, sino una muralla de espíritu, una sinfonía de pueblos unidos.
Pero el destino no perdona la división.
Y así, Tahuantinsuyu se convirtió en leyenda, no por su resistencia, sino por su caída.