31/10/2025
Sentirse “condenado al hechizo de tu ex" en los recuerdos o en el vínculo con una expareja no siempre tiene que ver con falta de voluntad, sino con procesos emocionales y de aprendizaje más profundos. Durante una relación, el cerebro asocia momentos, gestos y palabras con sensaciones intensas de afecto o seguridad. Cuando la relación termina, esas asociaciones no desaparecen de inmediato; siguen activándose ante ciertos estímulos, generando nostalgia, confusión o deseo de volver.
Cuando la historia estuvo marcada por una mezcla de cariño, conflicto y reconciliaciones, el vínculo se vuelve aún más difícil de soltar. Esa alternancia entre dolor y alivio refuerza la esperanza de que las cosas cambien, creando una especie de “hechizo emocional” que mantiene a la persona conectada, incluso cuando sabe que ya no le hace bien.
Liberarse de ese ciclo no significa olvidar, sino reconocer lo aprendido, permitir el duelo y construir nuevas experiencias que no giren en torno al pasado. Es un proceso de autonomía emocional, donde la comprensión, la autocompasión y la claridad sobre lo que se desea para el futuro se vuelven herramientas fundamentales.