Catuxa Fraga Psicóloga

Catuxa Fraga Psicóloga Psicóloga
Traumaterapeuta
Acompañamiento en crianza
N° col. G-5717

13/12/2022

Fibromialgia y trauma
☝️ La fibromialgia es el segundo trastorno reumático más frecuente y afecta al 2-4% de la población.
🧐 Se han propuesto varias explicaciones para su aparición, incluidos factores genéticos, hormonales, inmunológicos, nutricionales y anomalías en el procesamiento central del dolor, vinculado a la sensibilización del sistema nervioso central (SNC).
🧠 Esta sensibilización del SNC implica desequilibrios de neurotransmisores, conectividad funcional alterada y cambios en el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal (HPA), que influyen en el sistema nervioso autónomo.
😣 La exposición a diferentes factores estresantes incluido el trauma psicológico, tiene un impacto significativo en la desregulación de este eje HPA.
👦 Si el trauma ocurre en la infancia, cuando el sistema nervioso está en desarrollo podría repercutir de un modo muy importante en esta sensibilización.
📈 Varios estudios han encontrado una fuerte asociación entre trauma infantil y fibromialgia , mayor que con otras enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, y más que con otras afecciones médicas, como la migraña o el síndrome de dolor miofascial.
👉 Fuente: Gardoki-Souto et al (2022). Prevalence and Characterization of Psychological Trauma in Patients with Fibromyalgia: A Cross-Sectional Study.

No, no puedes con todo ni tienes que poder.Ni todo a la vez, ni por partes.Y eso no dice nada malo de ti.Hoy leía que la...
14/11/2022

No, no puedes con todo ni tienes que poder.
Ni todo a la vez, ni por partes.
Y eso no dice nada malo de ti.

Hoy leía que las hormigas cuando se encuentran con una carga demasiado pesada, conducen a sus compañeras al lugar de esa carga para transportarla entre varias.

Si fuesen personas, probablemente se escucharía un: "no, seguro que yo puedo, tengo que poder".

Venimos de la época de las "superabuelas", que tuvieron que creer que podían con todo lo que tenían encima porque pensar lo contrario daba demasiado miedo. Y en nuestra ideología colectiva prevalece este mensaje, y se castiga lo contrario.

Y eso nos desconecta de nuestra realidad humana. Porque lo cierto es que, podamos verlo o no, tenemos límites. Límites que son diferentes en cada persona y a su vez cambian con el tiempo, las circunstancias, los recursos...

Nos hemos tenido que desconectar de las señales que nos envía el cuerpo cuando estamos llegando o sobrepasando un límite (porque el cuerpo siempre envía señales).

¿Pero qué pasaría si las hormigas no pudiesen ver qué la carga que tienen delante es demasiado pesada para ellas (por lo menos para ellas solas)?
¿Qué pasaría si en vez de buscar ayuda o renunciar a llevarla se dijesen: yo puedo con todo?

¿Y qué pasaría si nosotros aprendiésemos a ver y a respetar nuestros límites, a hacer renuncias y a dolernos por lo que no podemos conseguir, sin que eso dijese nada malo de nosotros, solamente que somos humanos?

Cuando él llegó, todos le esperaban con ilusión, con mucho amor para dar. Todos allí habían pensado y soñado mucho con é...
14/02/2022

Cuando él llegó, todos le esperaban con ilusión, con mucho amor para dar. Todos allí habían pensado y soñado mucho con él, con cómo sería, con cómo serían sus vidas con él. Se lo habían imaginado una y mil veces, de diferentes formas, de diferentes colores... Pero nunca gris.
Y llegó. Y fue un día muy feliz. Todos estaban muy contentos. “Debían” estarlo.
PERO él era gris. No era un niño de colores.
Todos pensaban: “no importa, tendrá otras virtudes AUNQUE sea gris”.
Y pasaron los días y los meses y los años. Y ese niño creció. Creció queriendo mucho a los que le rodeaban, y necesitando que le quisieran mucho a él. Hacía todo lo que podía para obtener ese amor. Fue un experto en conseguir fabricar todas las tonalidades de grises, negros y blancos posibles. Le costó mucho esfuerzo, pero aprendió a hacerlo.
Pensó que aquello bastaría, ya que era algo que muy poca gente podía hacer. Pero no fue así. Porque él seguía siendo gris.
Poco a poco, día a día, semana a semana, con cada mirada de juicio y de decepción de los demás, fue sintiendo que no estaba bien, que no era suficiente como era y que nunca lo sería.
Y es que para los demás SOLO era el niño gris. Y él se creyó que SOLO era el niño gris. Esto se convirtió en una realidad para él.
Pero lo que él no sabía, es que no para todos los demás era SOLO el niño gris. Un día se encontró con una mirada diferente. Alguien lo miraba a él (al niño gris) de otra forma, desde otro lugar. Parecía como si no le juzgase por ser gris, como si no se decepcionase cuando él no podía hacer aparecer colores. Como si no le mirase esperando siempre algo más.
Al principio el niño gris dudó, desconfió, sintió miedo. ¿Cómo iba alguien a mirarle de esa manera, si él SOLO era el niño gris? ¿Cómo iba alguien a admirar e incluso a querer algo en él?
Pero esta mirada poco a poco, día a día, semana a semana, fue calando. Y fue introduciendo otra posibilidad en la realidad del niño gris. Esa mirada no esperaba ver colores aparecer. A esa mirada le gustaban los grises. Admiraba las muchas tonalidades que había conseguido fabricar. Lo admiraba y lo quería a él.
Y el niño gris empezó también a mirarse de una forma diferente. No todo el rato y no con todo el mundo, muchas veces seguía sintiéndose SOLO el niño gris. Pero otras, era capaz de verse y admirarse como todo lo que era, el niño gris.
Y es que descubrió que lo que estuvo mal nunca fue su color, sino los ojos con los que lo miraban.

IRRESPONSABILIDAD PROFUNDA.No voy a entrar a valorar la decisión, no podría aunque quisiera porque no dispongo (ni dispo...
26/10/2021

IRRESPONSABILIDAD PROFUNDA.

No voy a entrar a valorar la decisión, no podría aunque quisiera porque no dispongo (ni disponemos ninguno de los que no hemos valorado el caso, osea la mayoría de nosotros) de la información necesaria para determinar una decisión como esa.
Pero sí creo que es un ejemplo más (lamentablemente uno de muchos) que deja ver las carencias y limitaciones que tiene nuestro sistema de justicia (entre otros) en relación a la protección a la infancia.
Estamos hablando de una sentencia que determina la conveniencia de la custodia de un menor, una decisión muy compleja y con una gran repercusión en el niño y en el sistema familiar. El hecho de que se presente un argumento como el que se ha viralizado en una sentencia judicial, más allá de que nos pueda ofender más o menos, deja ver la carencia de formación sobre lo que constituyen las necesidades de un niño en su desarrollo. El que a lo largo de la sentencia se valore la conveniencia de la custodia de los padres solo en base a criterios prácticos y económicos, y solo de manera muy superficial (basándose en observaciones) se mencione la parte emocional, hace ver que no se está tomando esta decisión con un criterio lo suficientemente formado de lo que son las necesidades reales de un niño. El que sea posible (e incluso se propicie por el polémico argumento) que una sentencia de la que depende el bienestar de un niño se mediatice de esta forma, nos hace ver que el foco no está puesto en el interés superior del menor, sino que una vez más, se le está dejando desprotegido y no se están teniendo en cuenta las repercusiones que esta situación puede tener en su desarrollo.
Y creo que esto es una enorme negligencia por parte de todo el sistema de justicia. Es necesario que para tomar una decisión como ésta se haga una valoración en profundidad y por un equipo técnico especializado que pueda determinar aspectos como las capacidades y habilidades parentales, la estabilidad emocional, las dinámicas del sistema familiar, la red de apoyo, etc. y que puedan ofrecer argumentos con el rigor y la consistencia necesaria, y no basados en opiniones subjetivas. Es necesario también que el sistema de justicia pueda proporcionar las medidas necesarias para proteger al menor, y eso pasa por evitar en la medida de lo posible, que se sitúe al niño en el foco del conflicto entre adultos, o por lo menos proporcionar los medios necesarios para hacerse cargo de las consecuencias que esto tendrá en el niño.
Para todo lo anterior hacen falta profesionales formados, recursos y medios, pero sobre todo hace falta una sociedad que entienda que el proteger a la infancia es una responsabilidad y que no hacerlo tiene consecuencias a nivel individual y colectivo.

De niños, percibimos como un enorme peligro la DESVINCULACIÓN, el quedarnos SOLOS, el que no nos quieran. Esto es algo b...
15/09/2021

De niños, percibimos como un enorme peligro la DESVINCULACIÓN, el quedarnos SOLOS, el que no nos quieran. Esto es algo biológico, algo que viene programado en nuestro cerebro y nuestro cuerpo para ser así, porque cuando somos pequeños el riesgo es real (un bebé no puede sobrevivir solo).
Algo que es tremendamente importante comprender por la relevancia que tiene es que de niños haremos LO QUE SEA NECESARIO HACER para "evitar" que esto suceda, para sentir que nos quieren mucho, para sentirnos PERTENECIENTES, para que el riesgo de la DESVINCULACIÓN disminuya. LO QUE SEA NECESARIO, y esto lo incluye TODO.

- me comportaré como sea necesario comportarme para cumplir el rol en el que me he/han colocado
- sentiré lo que sea necesario sentir y llevaré al inconsciente lo que no esté permitido sentir para pertenecer al sistema
- creeré lo que sea necesario creer sobre mí, sobre los demás y sobre la vida
-mi cuerpo mostrará lo que necesite mostrar para buscar mi sitio

Esto nos ha pasado a cada uno de nosotros y les pasa a nuestros niños. Y el coste de todo ello puede (y suele) ser enorme.

Revisemos qué hemos necesitado hacer, sentir, creer, SER.
Revisemos qué están necesitando hacer, sentir, creer y SER nuestros niños.
Solo así podremos hacernos cargo de los costes de todo ello.

Ella llegó en un mal momento, en un mal lugar o no siendo lo esperado, por lo que desde el principio tenía una montaña q...
25/04/2021

Ella llegó en un mal momento, en un mal lugar o no siendo lo esperado, por lo que desde el principio tenía una montaña que escalar. Lo que para otros debía ser, no era lo que ella era, y así se lo hacían saber, aunque muchas veces no se percatasen.
Aprendió lo que se esperaba que hiciera, para intentar llegar a la cima de esa montaña en donde se encontraba la validación, el reconocimiento,... el amor. Fue recorriendo el camino paso a paso, siendo la niña buena y aprendiendo a callar (como podía) esa otra parte de ella que le alertaba de que algo no le hacía sentir bien.

Tuvo que convencerse a sí misma de que había algo en ella que no estaba bien, que no era querible, y aprendió (y le enseñaron) a silenciar su voz con la vergüenza y la culpa. Tanto, que llegó a querer volverse invisible.

Pero por más que escalaba, la cima nunca llegaba.

Lo que empezó siendo por otros, acabó convirtiéndose en parte de ella, y así la niña buena iba cargando permanentemente con su culpa y su vergüenza, sintiendo que casi nada en ella estaba bien.

Intentaba compensarlo como podía, molestando lo menos posible y cumpliendo con las exigencias del guión.

-¡Qué niña tan buena!- (y, por tanto, qué buenos padres)

Pero por más que escalaba, la cima nunca llegaba. Y es que la montaña nunca había sido suya, sino de otros.

La niña buena perdió su voz creyendo que estaba mal tenerla, y cuando la necesitó no la encontró. No fue capaz de alzarla para defenderse, y otros se aprovecharon de su sumisión.

La niña buena se rompió.

La niña buena necesitó encontrar a su niña mala para enfadarse, para gritar, para reivindicar lo injusto de lo que le había sucedido.

Después de enfadarse y de dolerse, juntas, pegaron los trocitos y construyeron una nueva montaña en la que están las dos, porque ambas se necesitan.

El silencio daña más que muchas palabras. Esconde lo que más tememos, y a su vez le da el poder a lo temido de ser pelig...
19/04/2021

El silencio daña más que muchas palabras. Esconde lo que más tememos, y a su vez le da el poder a lo temido de ser peligroso.

Lo que silenciamos duele. Lo que nos enseñan a silenciar daña.

El silencio se alía con el miedo, se hace cómplice.

El silencio obliga a nuestro cuerpo a gritar aquello que las palabras no pueden.

A estar en silencio se aprende casi siempre sin necesidad de palabras.

El silencio genera confusión, nos hace buscar el sentido cuando no nos han dado palabras, a menudo de forma errónea.

El silencio duele porque el que calla otorga, otorga el poder de hacer daño (más daño) a lo que ha sido silenciado.

La vida no se gana, se tiene, y se hace lo que se puede para vivirla lo mejor que sepamos.Esta idea, tan presente en nue...
13/04/2021

La vida no se gana, se tiene, y se hace lo que se puede para vivirla lo mejor que sepamos.
Esta idea, tan presente en nuestra sociedad, que nos acompaña desde hace muchos muchos años, causa daño.
Se educa a los niños en esto, desde bien pequeños (si sacas buenas notas te compro la bici, si te portas bien vamos al parque de atracciones, no valoras nada de lo que te doy). Por supuesto, la capacidad de frustrarse y no conseguir lo que quieren es algo que tenemos que enseñar (y que requiere mucho esfuerzo), pero el ligar los logros (tanto en lo académico como en otros ámbitos) de forma sistemática a recompensas tiene riesgos.
Para mí, uno de los más importantes es que se confunde la valía del niño solamente por SER con la valía de lo que HACE. Es decir, estamos enseñando que solamente llegando o alcanzando determinadas cosas (que nosotros hemos decidido) el niño tiene “derecho” a disfrutar de algo que a él le gusta o le apetece, o lo que es lo mismo, que si no lo hace no es merecedor de tenerlo.
Y es lógico que así lo pensemos, ya que si miramos a nuestro alrededor (o a nuestros adentros) vemos una sociedad en la que esta idea está plenamente vigente: una sociedad en la que a menudo prima la valía de lo que tienes frente a lo que eres, en la que se premia la priorización del trabajo sobre la vida, en la que muchas veces se presume de las muchas horas que se pasan en la oficina como forma de buscar reconocimiento.
Claro que a los niños hay que enseñarles a frustrarse y también a esforzarse por conseguir las cosas, pero también hay que demostrarles que son suficientemente merecedores de muchas cosas solamente por SER, sin necesidad de HACER nada.

Todos tenemos puntos ciegos. Partes de nuestra mente que nos hacen funcionar de determinada forma, sin poder ser complet...
13/01/2021

Todos tenemos puntos ciegos. Partes de nuestra mente que nos hacen funcionar de determinada forma, sin poder ser completamente conscientes de ello, y que tienen mucho que ver con nuestra historia.
Estos puntos ciegos cobran una enorme importancia cuando hablamos de crianza, porque lo que ocurre muy a menudo es que además de funcionar desde nuestro punto ciego, buscamos una justificación a lo que estamos haciendo desde el: "es lo mejor para él". Me explico (con algunos ejemplos concretos):

👉Lo que ocurre: "Se ha mu**to la abuela, pero no hablaremos mucho de ello para no recordárselo a los niños, vamos al parque para que se distraigan, así estarán mejor"
👥Lo que hay detrás de lo que ocurre: "Estoy muy triste, todavía me genera mucha angustia hablar del tema, por lo que lo que puedo hacer en este momento es evitarlo"

👉Lo que ocurre: "Mi hija necesita dormir en la cama conmigo, he leído que esta es la única forma en la que puede desarrollar un apego seguro, es lo mejor para ella"
👥Lo que hay detrás de lo que ocurre: "Me genera mucha angustia el separarme de mi hija, me siento culpable en los momentos en los que no estoy con ella por el trabajo y esta es la forma que he encontrado para aliviar lo que siento"

👉Lo que ocurre: "Cuando mi hijo tiene miedo de algo, lo que hago es no prestarle atención y distraerlo con otra cosa, porque he leído que lo mejor para ellos es no fomentar las conductas que no queremos que se repitan"
👥Lo que hay detrás de lo que ocurre: "No puedo sostener el malestar que siento cuando mi hijo tiene miedo, por lo que intento "quitarle" esa emoción lo más rápido que pueda"

(Por supuesto, no siempre estas formas de funcionar van ligadas a estos puntos ciegos, son solo ejemplos)

¿Cuál es el riesgo de esto? Al estar oculto detrás del "es lo mejor para él", no podemos hacernos cargo de las consecuencias que esto trae, no estamos viendo al niño. El cómo se siente el niño queda relegado al plano de lo que no se habla, de lo que no se ve (pero sí se siente).

Por todo esto, la enorme importancia de poder poner consciencia en nosotros mismos, de poder dar luz a lo que está oscuro, algo que es normal que muchas veces no podamos hacer solos.

11 de enero: semana de vuelta al trabajo y a la vida post-navidad para muchas personas.Las redes sociales se llenan de t...
11/01/2021

11 de enero: semana de vuelta al trabajo y a la vida post-navidad para muchas personas.

Las redes sociales se llenan de tips, ideas y consejos varios sobre propósitos de año nuevo: deporte, alimentación, desarrollo personal y profesional...
Es estupendo el poder hacer propósitos, renovar la ilusión y ponernos objetivos que nos acerquen a nuestro bienestar, siempre que lo hagamos desde el autocuidado y no nos dañemos en el proceso.

Sin embargo, puede que no puedas plantearte nuevas metas en este momento. Puede que haya sido un año muy difícil para ti, y puede que el cambio de cifra no signifique mucho más que reafirmar que las cosas siguen tal y como estaban. Puede que lo que hemos vivido desde marzo te haya conectado con la impredecibilidad y la falta de control sobre la vida, y te haya hecho sentir indefensión. Puede que tu situación personal sea difícil y toda tu energía esté puesta en continuar viviendo el día a día sin posibilidad de plantearte mucho más. Y puede que si te sientes así, los mensajes que estés viendo estos días en redes te hagan sentir culpa, angustia, agobio, ...
Solo paso para recordarte que si te sientes así, está bien. No dice nada malo de ti. No todos estamos en el mismo punto, por lo que no todos podemos caminar por los mismos caminos.

Quizá podría ser un buen momento para proponernos escuchar a nuestro cuerpo, lo que nos dice y hacia donde nos lleva. Y si no puedes, también estará bien.

En este año en el que el mar ha estado tan revuelto, en el que ha habido (y sigue habiendo) tormentas y marejada te dese...
24/12/2020

En este año en el que el mar ha estado tan revuelto, en el que ha habido (y sigue habiendo) tormentas y marejada te deseo que puedas encontrar (durante estos días o cuando tú puedas) un puerto en el que echar el ancla por un momento y parar a descansar y a reparar las velas rotas.
El mar nos seguirá esperando a la vuelta, pero es importante cuidar nuestro barco para poder navegar seguros.

Muchas gracias a todas las personas que habéis confiado en mi durante este tiempo, de corazón.
¡Felices fiestas!

Había una vez una familia de elefantes, papá y mamá elefantes y el pequeño Aslan. A Aslan le encantaba dar largos paseos...
04/12/2020

Había una vez una familia de elefantes, papá y mamá elefantes y el pequeño Aslan. A Aslan le encantaba dar largos paseos con sus padres, sintiendo cómo el sol calentaba su espalda y cómo el viento hacía que sus orejas se moviesen lentamente. Le encantaba jugar a correr hacia el horizonte en la puesta de sol, soñando con poder atraparlo algún día, y despertarse muy temprano a la mañana siguiente para mirar cómo aparecía de nuevo.
Un día de invierno, Aslan y su familia tenían que atravesar un río para llegar a su nuevo destino. Como otras veces, Aslan comenzó a caminar y metió sus patitas en el río, estaba helado. Era un río demasiado profundo para el pequeño, y cuando llegó a la mitad, una fuerte corriente lo tiró y salió rodando río abajo. La corriente lo envolvía y el agua fría se clavaba en su cuerpo como cuchillos. Después de un rato que le pareció una eternidad, consiguió agarrarse a una rama y por fin pudo respirar. Estaba muy asustado. Corrió a donde estaban sus padres, que no le habían visto y se lo contó. Pero a sus padres no les gustaba que Aslan sintiese miedo, y le explicaron que en su familia no le tenían miedo a los ríos.
A la semana siguiente debían cruzar de nuevo el río, y Aslan estaba aterrorizado, pero sabía que eso era algo que no podía sentir.
De repente, se dio cuenta de que su piel (que era muy sabia) se había hecho mucho más gruesa. Y cuando metió su patita en el río no sintió el agua, así que cerró los ojos y cruzó. Le pareció una solución estupenda, y se fijó en que la piel de sus papás también era gruesa. Ya no tendría que preocuparse del miedo al cruzar el río.
Cuando volvían caminando empezó a ponerse el sol, pero a Aslan ya no le apeteció correr para atraparlo. A la mañana siguiente, no se despertó para ver el amanecer, y cuando emprendieron su viaje, no se percató del sol en su espalda ni del viento en sus orejas, porque esa piel tan gruesa no le permitía sentirlo.
El miedo había desaparecido, y con él también había desaparecido la alegría, la curiosidad, el amor... No sabía que le pasaba.
...¿Cómo terminamos la historia?

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