31/01/2025
A veces, la respuesta es más simple de lo que creemos.
Esta semana, con nuestros pacientes, hemos visto cómo a menudo buscamos razones complejas para alejarnos de lo que nos hace daño. Pero, en realidad, las emociones más sencillas pueden ser suficientes.
Cuando dejamos de tolerar el dolor, cuando entendemos que no necesitamos justificar el daño, encontramos la fuerza para poner esos límites tan necesarios. Y aunque la decisión puede dar vértigo, también es profundamente liberadora.
No siempre hace falta una gran explicación. A veces, simplemente basta con la determinación de querer dejar de sufrir.