03/12/2025
Cuando un niño no avanza al mismo ritmo que la escuela espera, no es por falta de esfuerzo ni porque “no quiera”. Es una señal. Una alerta que nos dice: “Aquí hay algo que me cuesta, ayúdame a entenderlo”.
El mal rendimiento, la desmotivación, los bloqueos o la inseguridad no aparecen porque sí.
A veces tienen un origen emocional, otras veces cognitivo, madurativo o incluso relacional.
Y si solo miramos la conducta, perdemos la esencia: qué le está pasando realmente.
La clave no es exigirle más, sino comprender dónde se está bloqueando.
Para eso necesitamos una mirada conjunta:
✔️ La escuela que observa
✔️ La familia que acompaña
✔️ La clínica que evalúa y orienta
El objetivo no es que “corra” o que “se ponga al día”.
El objetivo es desarrollar las funciones que necesita para sentirse seguro, capaz y competente.
El fracaso escolar no es del niño.
Es una oportunidad para mirar más profundo y ayudarle a crecer de verdad.