22/12/2025
Las ‘chicas del Carmel’, o convivir con amigas durante más de 40 años ...
En un ático de una estrecha calle del barrio del Carmel, en Barcelona, conviven, desde hace más de 40 años, cuatro mujeres. Petra, Juana, Pepa y Marta tienen ahora entre 66 y 71 años, y llevan cuatro décadas compartiendo techo, unidas por los valores de la convivencia en comunidad y la lucha contra las injusticias sociales. Son “las chicas del Carmel”, como las conoce su entorno y como se tituló el documental que les dedicaron hace unos años.
“Éramos un grupo de jóvenes progresistas, seguidoras de la teoría de la liberación, y cuando leíamos que los primeros cristianos lo compartían todo y vivían en común, pensamos que podríamos hacerlo nosotros también”, cuenta Petra. En los inicios, entre chicos y chicas, llegaron a ser 13 personas. Desde 1984, conviven ellas cuatro únicamente.
Y aunque el mandato social hará pensar que o no tienen pareja o lo son entre ellas, ninguna de esas tesis es cierta. Pepa es viuda. Juana, Petra y Marta tienen parejas hombres: cada uno vive en su casa. Aplican desde hace décadas, sin saberlo, el concepto del living apart togheter sobre el que reconocen, entre risas, que no han oído hablar.
Petra está casada y explica, divertida —con su voz grave y deje de fumadora—, la reacción de total sorpresa, en su trabajo, cuando explicó que se casaba, pero que no iba a convivir con su marido. “Yo vería a mi marido el mismo tiempo si conviviésemos que ahora. ¡Vive aquí enfrente! Es un cliché muy asentado”. Para Marta, actualmente, “se confunde el compromiso con una persona con el hecho de que tengas que estar empadronada bajo el mismo techo. Yo veo a mi compañero cada día, aunque vivamos separados”.
“Nos han conocido cuando ya vivíamos las cuatro juntas y es lo que hay”, relata Pepa. Todas tienen clarísimo que su hogar es el que comparte con sus compañeras, y así lo han tenido que asumir los cónyuges. “Si ellos esperasen vivir una relación tradicional, de convivencia, no estarían con nosotras. Pero él no tiene por qué salir perdiendo, yo voy mucho a su casa, todo es flexible”, añade Marta.
Casualmente, las cuatro decidieron no tener hijos. “Me esterilicé a los 35 años porque ya había tenido que ir a Londres a abortar, había tenido otro espontáneo, y no quería tener hijos”, relata Petra. “En mi generación, tener un hijo, me hubiese partido la vida a mí, las grandes renuncias las hubiese tenido que hacer yo, y no quería renunciar a mi faceta profesional, a los viajes, a las reuniones… No me costó trabajo decidir”.
El motivo o la esencia de la convivencia entre ‘las chicas del Carmel’ es sencillo, no es económico ni tampoco afectivo. “No fue porque nos resultase muy caro un piso, fue una decisión sobre cómo queremos vivir, queríamos compartirlo todo, y pensábamos que teníamos derecho a formar una familia diferente a la tradicional”, cuenta Marta. “Y si te comprometes con este estilo de vida, el hecho de tener pareja no rompe este pacto, esta decisión”.
Con su voz calmada, en su salón acogedor, Marta añade que su unión no está relacionada con el feminismo ni el hecho de ser mujeres, sino con el cristianismo inicial, “aunque yo, por ejemplo ya no estoy en la comunidad de fe”. Sobre todo, las une el hecho de ser mujeres trabajadoras y “comprometidas con la lucha social, en el barrio y en cualquier lugar. Nos duele Palestina, por ejemplo”, puntualiza Petra.
Petra, Juana, Pepa y Marta tienen ahora entre 66 y 71 años, y llevan cuatro décadas compartiendo techo en el barrio del Carmel de Barcelona, unidas por la convivencia