16/11/2025
Durante el viaje a Copenhague de esta pasada semana, sentí la necesidad de entrar en ese búnker. No entrañaba peligro… pero entre las sombras me esperaba una sorpresa. Nos gusta pasar miedo en contextos seguros porque el cerebro libera adrenalina y dopamina, generando una sensación intensa pero placentera. Además, sabemos que no estamos en peligro real, así que el miedo se vuelve casi divertido. También nos ayuda a liberar tensión, sentir que controlamos nuestras emociones y conectar con otras personas al compartir la experiencia.