23/12/2021
Lo que no se sabía al estallar la pandemia es que el ma***to coronavirus genera inmunidad temporal y de corta duración. Y encima muta con mucha facilidad.
Nadie pasa el sarampión dos veces, y si te vacunan estás protegido para toda la vida, porque la inmunidad que genera es permanente y total.
La gripe todos la hemos pasado dos o tres veces porque el virus influenza muta periódicamente, una mutación pequeña cada cinco años y una grande cada 25-30 años.
El coronavirus-2019 ya lleva unas cuentas mutaciones en unos pocos meses, lo que hace que, además de que la inmunidad que genera es temporal, encima es relativa porque nos va a ir sorprendiendo con nuevas mutaciones cada dos por tres.
Cuando en agosto de 2020 ya se describieron los primeros casos de personas reinfectadas después de haber pasado la enfermedad, el panorama se volvió muy negro, porque pasar la enfermedad es la mejor vacuna que pueda existir. Por lo menos, queda el consuelo de que tanto pasar la enfermedad como vacunarse generan una inmunidad parcial, que hace que la infección sea menos probable, y en caso de producirse, la afectación es más leve.
De manera que nos esperan unos cuantos años de seguir usando la mascarilla. No sabemos el impacto que habría tenido la CoVid19 si nadie hubiera usado mascarilla, pero nos podemos hacer una idea por el impacto sobre la gripe: en España en 2018 murieron unas 20-30.000 personas por gripe. En 2020 murieron sólo 7, y seguro que no es por la vacunación, que fue más o menos la misma (...y no es especialmente eficaz porque se hace sobre cepas conocidas y el virus muta, al menos, cada 5 años).
Dentro de lo eficaz que es usar mascarilla en espacios cerrados, hay que considerar que protege entre un 80-90% según lo nueva que sea y lo bien puesta que se lleve...Respirando el aire de una estancia de 30 metros cúbicos con un enfermo durante 15 minutos es suficiente para contagiarse de CoVid. Con una mascarilla vieja o no muy bien puesta, o moviéndose al hablar, sólo necesitamos 100 ó 120 minutos para contagiarnos igual. Por eso es importante lo de las reuniones de mucha gente en espacios cerrados.
De la suficiencia de vacunar a un 70% de la población también nos podemos olvidar. Así se erradicó la viruela desde 1979, porque el virus no muta y no hay reservorios naturales conocidos. Del Coronavirus todavía no sabemos con certeza cuál es el reservorio natural. Pero sí está claro que cuanta más gente se vaya contagiando, más posible es que haya nuevas mutaciones: los virus necesitan invadir un organismo vivo para poder replicarse y mutar. Ese es, ahora, el motivo principal para seguir vacunando a la mayor proporción posible de la población: evitar que el virus vaya saltando y cambiando de un huésped a otro.
A lo mejor algún día se desarrolla un tratamiento eficaz contra el Coronavirus, pero eso va para largo: hay muy pocos antivíricos eficaces comercializados, y los que hay han requerido varios años de tests clínicos. No se pueden lanzar a la venta sin hacer estudios largos y extensivos, como se ha hecho con las vacunas.
Los fármacos antivirales no tienen nada que ver con los antibióticos, ni en facilidad de desarrollo ni en su uso clínico, precisamente porque los antibióticos atacan microorganismos vivos, que se reproducen por sí solos y necesitan "alimentarse". Los virus son partículas inertes, sin actividad metabólica e incapaces de reproducirse si no es invadiendo algún ser vivo.
Pero mientras tanto, os deseo a todos que paséis unas felices navidades!!
Texto original de Gloria Soler Busquets y Josep Maria Gloria Petricor