11/11/2025
Vivir implica recordar el camino de regreso a ti, pues es cuando estás en ti, que estás viviendo de verdad.
Y es que a veces VEMOS; un paisaje, una persona, una foto, un sueño...y pasamos por alto sin parar. Seguimos con nuestras prisas y con la búsqueda de ver más, saber más, hacer más y alcanzar más. Y entonces la experiencia se queda solamente en nuestro campo mental sin poder permear al cuerpo, que es verdaderamente el lugar donde se siente, se disfruta, se permite, se saborea y por tanto se vive.
Lo que no baja al cuerpo y es gobernado por la mente, habla más de esforzarse, producir, acumular y sobrevivir. Y esto está muy lejos de lo que significa realmente vivir.
Sin embargo, cuando en ese VER el paisaje decidimos quedarnos y OBSERVAR, sea el paisaje exterior o nuestro paisaje interior, algo diferente puede suceder. Al aquietar nuestro cuerpo y dejar que nuestra mente se coloque con todos los sentidos abiertos para recibir, el corazón comienza a SENTIR la emoción de lo que le llega al observar tal belleza de algo que está en pura esencia. Y ahí la mente y el corazón se encuentran.
Pero el camino de regreso a tí, no acaba aquí, pues muchas veces automáticamente rechazamos y escapamos de la emoción, ya sea con nuestro cuerpo físico que hace o nuestra mente que comienza a analizar para dejar de sentir, cortando la experiencia de vida que ese momento nos estaba regalando. Así, la energía se interrumpe y no puede seguir descendiendo.
Si por el contrario, ESTAMOS con lo que sentimos y PERMANECEMOS con nuestros cuerpos a la escucha permitiendo que los cambios sucedan al igual que en el paisaje, la energía comienza a circular por todo nuestro cuerpo y es entonces cuando la magia se empieza a hacer presente; el gozo nos invade por completo al sentirnos parte de algo tan grande, tan puro. Es ahí cuando al dejar que las experiencias se completen en nosotros, llegamos a reconocer otra parte más de nuestra verdad; nuestra esencia. Llegados a este punto, solamente queda entrenar a ser fiel a lo descubierto en nosotr@s.
Y así, pasito a pasito hasta que cada nuevo trocito reconocido SEA manifestado en nuestra vida, en paz, en amor y libertad.
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