24/10/2025
Mitocondrias: la clave para la salud y la longevidad
Celeste McGovern explora los biomotores más diminutos de nuestro cuerpo y cómo pueden ser la clave para prevenir y tratar la mayoría de las enfermedades.
Cuando pensamos en nuestra salud, la mayoría de nosotros tendemos a imaginar los grandes órganos: el corazón bombeando vigorosamente la sangre, los pulmones absorbiendo oxígeno, el estómago digiriendo los alimentos y el cerebro orquestando todo esto incesantemente con impulsos eléctricos.
Sin embargo, si pudiéramos ir más allá de las membranas y los fluidos, hasta la maquinaria celular que nos mantiene en funcionamiento, encontraríamos diminutas estructuras con forma de frijol que trabajan incansablemente para mantenernos vivos. Estos motores microscópicos, llamados mitocondrias, suelen describirse como las "centrales energéticas" de la célula, pero resulta que hacen mucho más que combinar nuestros alimentos con el oxígeno que respiramos para crear la energía vital.
Además de impulsar cada acción del cuerpo, desde respirar y parpadear hasta moverse y pensar —una hazaña asombrosa en sí misma—, un auge de nuevas investigaciones demuestra que las mitocondrias son quizás los factores más importantes que determinan cómo envejecemos y nuestra probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como cardiopatías, cáncer y demencia. Es más, podemos influir en nuestra salud mitocondrial para prevenir y tratar enfermedades.
Durante décadas, las mitocondrias han sido vistas como simples generadores de energía para las células, que llevan a cabo un proceso llamado fosforilación oxidativa para convertir los nutrientes en ATP, la molécula monetaria celular que impulsa todo, desde la contracción muscular hasta la señalización cerebral.
Nuestros cuerpos están repletos de mitocondrias. Cada célula contiene desde docenas hasta millones de estos orgánulos microscópicos, según sus necesidades energéticas. Las células cardíacas, musculares y cerebrales, que trabajan ininterrumpidamente, están saturadas de ellas. Una sola neurona puede tener hasta dos millones de mitocondrias trabajando en su interior para generar la energía necesaria para los pensamientos, los recuerdos y otras funciones.
Más que potencias
¿Qué hacen las mitocondrias además de producir energía? Resulta que también funcionan como una especie de centro de mando celular. Como antenas microscópicas, monitorizan el entorno tanto dentro como fuera de nuestro cuerpo. Detectan nuestro suministro de nutrientes, niveles de estrés y exposición a toxinas, y luego envían señales que influyen en la producción de hormonas, el sistema inmunitario y las respuestas inflamatorias.
Las mitocondrias ayudan a controlar cómo las células crecen, se reparan e incluso se autodestruyen (en un proceso llamado apoptosis) para el bien del cuerpo cuando están demasiado dañadas para funcionar correctamente.
Por lo tanto, las mitocondrias son la base de todos los aspectos de la salud humana, y cuando funcionan correctamente, el sistema funciona a pleno rendimiento. No solo nos mantienen vivos día tras día. Pueden determinar nuestra longevidad, nuestro envejecimiento y nuestra vulnerabilidad a las enfermedades.
“Las mitocondrias son realmente el eje de la salud, el motor de la salud y la enfermedad”, afirma Kristina Kristen, investigadora en salud y autora de Beyond Just Genes: Welcome to the Energetic Revolution! (KristinaKristinWellness, 2025). “Son nuestros biomotores. Entendemos la importancia de los motores de nuestros coches, pero, por alguna razón, hemos pasado por alto la importancia de nuestros propios motores: nuestras mitocondrias.
“La diferencia entre un ser humano vivo y un cadáver es la energía”, dice, “y esa energía proviene de las mitocondrias”. Las mitocondrias, en esencia, son la fuerza vital.
Es interesante que las mitocondrias incluso tengan su propio ADN, transmitido de madres a hijos: una herencia única y exclusivamente materna de esa fuerza vital.
“Las mitocondrias son dinámicas y nos dan la capacidad de sentir y percibir, integrar información, adaptarnos y prosperar”, afirma el Dr. Martin Picard, profesor asociado de medicina conductual y director del Grupo de Psicobiología Mitocondrial del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia.
Picard acuñó el término psicobiología para describir el vínculo entre la experiencia humana y los procesos moleculares y energéticos dentro de las mitocondrias. En resumen, se trata de la misteriosa pero poderosa conexión mente-cuerpo que la medicina reconoce en los placebos, pero que en otros casos ha descuidado.
Picard lo llama la “conexión mente-mitocondrias”, el mecanismo fisiológico que vincula las experiencias negativas como el estrés, el trauma y la soledad con malos resultados de salud como enfermedades cardiovasculares (ECV), diabetes y disminución de la esperanza de vida, y vincula las experiencias positivas con resultados positivos de salud.
“Recientemente, nuestro equipo descubrió que, durante el estrés psicológico, las mitocondrias liberan fragmentos de sí mismas que pueden detectarse en la sangre y la saliva”, afirma Picard. Estos fragmentos mitocondriales constituyen un nuevo biomarcador del “estrés psicosocial”, que vincula el estrés mental y el estrés energético mitocondrial. “ Las mitocondrias comunican estados de amenaza o bienestar”, añade.
El equipo de laboratorio de Picard también ha identificado nuevas estructuras de membrana para la comunicación mitocondrial, que demuestran que el encanecimiento del cabello humano es reversible y está vinculado al estrés vital. 2 También muestran que el buen y el mal humor, así como el estrés crónico, están relacionados con el funcionamiento mitocondrial y los síntomas de las enfermedades. 3
Más que simples termostatos psicológicos, las mitocondrias se consideran un factor común en las enfermedades más graves de nuestros días. Cada vez más investigaciones vinculan la disfunción mitocondrial con enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes, Alzheimer, Parkinson e incluso enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.