12/11/2025
Los músculos no son sólo fibras, son parte del sistema nervioso.
Cada tensión, cada rigidez, es una respuesta de protección aprendida.
Cuando vivimos bajo estrés constante, el cerebro activa el modo lucha o huida.
Aumenta el cortisol, la sangre se aleja de la periferia y los tejidos dejan de nutrirse.
Así se originan los espasmos y las contracturas crónicas.
En una sesión de masaje se percibe enseguida el grado de activación del sistema nervioso simpático.
Un cuerpo que se entrega y confía, permite ir soltando las tensiones poco a poco, sin “machacar”, suavemente.
Otro que se mantiene en alerta, permanece rígido, duro, “lucha” con mis manos.
Cuando el cuerpo aprende a sentirse a salvo, los músculos pueden relajarse y la energía comienza a fluir.
El masaje o el trabajo corporal no solo alivian, reeducan el sistema nervioso,
El bienestar no se impone, se recuerda. Cada respiración profunda, cada descarga muscular, es un mensaje de seguridad para tu cuerpo:
“Ya no necesito estar en alerta todo el tiempo.”
Los músculos guardan más que esfuerzo físico: almacenan emociones, memorias y respuestas automáticas de supervivencia.
Cuando trabajamos el cuerpo con conciencia —a través del masaje, la respiración y la escucha corporal—, ayudamos al sistema nervioso a pasar del modo “alerta” al modo “descanso y reparación”.
Este cambio no solo alivia la tensión, también mejora la digestión, el sueño y el equilibrio emocional.
Tu cuerpo no necesita control, necesita seguridad.
Te animas a probar? Agenda una sesión conmigo y lo podrás vivenciar.