23/10/2025
💭 “¡Le digo las cosas y a los dos minutos se le olvidan!”
“¡Parece que vive en su mundo!”
Estas frases se repiten en muchas casas y aulas. Pero lo que parece “despiste” o “falta de interés” muchas veces tiene una explicación neuropsicológica:
🧠 La memoria de trabajo —esa que usamos para mantener la información activa mientras actuamos— está en desarrollo hasta los 12-14 años.
Cuando el cerebro infantil se sobrecarga con estímulos, cansancio o emociones intensas, esa información no llega a almacenarse, simplemente se borra. No es que no quiera… es que no puede sostenerla todavía.
👉 Y lo más importante: no todos los olvidos significan un problema.
🧩 Qué es esperable según la edad:
👶 3–5 años:
Olvida con facilidad lo que se le pide. Aprende mejor viendo o haciendo.
💡 Su memoria dura segundos; la repetición y la rutina son su mejor entrenamiento.
🧒 6–8 años:
Ya puede recordar 2 o 3 pasos seguidos, pero se distrae fácilmente.
💡 Los apoyos visuales (dibujos, pictogramas, agendas) y las consignas breves facilitan la retención.
👧 9–11 años:
Mejora su planificación, pero el cansancio, la presión o el estrés pueden bloquearla.
💡 Si olvida constantemente normas simples o lo que lee, conviene observar más de cerca.
👦 12–14 años:
Las funciones ejecutivas (planificación, organización, atención) comienzan a consolidarse.
💡 Si los olvidos afectan a su autonomía o rendimiento, puede haber dificultad en memoria de trabajo o atención sostenida.
⚠️ Cuándo conviene consultar:
• Si olvida instrucciones simples de forma diaria.
• Si no recuerda lo que acaba de leer o escuchar.
• Si tiene dificultades para seguir varios pasos seguidos.
• Si su rendimiento escolar baja sin motivo claro.
• Si dice con frecuencia “soy tonto”, “no puedo”, “ya se me olvidó”.
Estos pueden ser indicadores de una dificultad en memoria de trabajo, atención sostenida o procesamiento secuencial, áreas que evaluamos desde la neuropsicología infantil.