06/11/2025
✨ Transformación ✨
Entre mechones que se iban cayendo y risas de mi hijo de 2 años jugando con mi peluca y con mi hija de 11 meses encima , entendí que la fortaleza no siempre se ve en el espejo.
Que quedarse sin pelo no es solo “ya crecerá ”, es una línea de identidad que se transforma, que duele, pero también enseña.
Cuando la quimio me rapo la cabeza (y mucho más) sentí que una parte de mí desaparecía. Pero lo que realmente ocurrió fue que otra parte —más fuerte, más consciente, más libre— empezó a nacer. 🌱
Mis hijos aún tan pequeños, estuvieron conmigo en todo momento.
Sabían lo que estaba pasando, lo vivieron a mi lado, sin miedo.
Mi hijo mayor me decía que tenía superpoderes, porque podía tener pelo… o no tenerlo (peluca).
Y en esas palabras tan puras encontré una verdad inmensa.
Empecé a verme como un pequeño Buda —pensando en cómo los Budas se rapan no por perder, sino por soltar.
Por dejar ir lo que no define, y quedarse solo con lo esencial.
Hoy miro atrás y sonrío. Porque esta etapa, dura y luminosa a la vez, me hizo comprender que la belleza no se mide en centímetros de cabello, sino en la fuerza que uno encuentra cuando cree que ya no puede más. 💫