Manu Acupuntura

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24/10/2025

LA SUTILEZA DE LA PUNCIÓN
針之微 · Zhēn zhī Wēi

Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia


A todos los que escuchan antes de tocar.



Ⅰ. EL SILENCIO ANTES DE LA AGUJA

Antes del gesto, el silencio.
Antes del silencio, la presencia.
El practicante no busca sanar: busca vaciarse.
Solo cuando el Shén reposa y el Yì se vuelve claro como el agua, el cuerpo del otro comienza a hablar.

En ese instante, la sala se convierte en templo, el aire en maestro,
y la aguja — aún dormida — en una posibilidad del Cielo.

Escuchar no es oír: es ser movido por lo que aún no suena.

Así nace la punción: del arte de oír lo invisible y tocar lo intocable.



Ⅱ. LA OBSERVACIÓN DEL QÌ

Nada se toca sin antes mirar.
La mirada del médico del Dao no busca defectos, sino movimiento.
Observa el tono de la tez, la respiración que sube o cae, el pulso que revela la danza oculta entre Yīn y Yáng.
La aguja aún no existe, pero el diálogo ya ha comenzado.



Ⅲ. PALPACIÓN — EL ARTE DE ESCUCHAR CON LOS DEDOS

El practicante posa los dedos y el cuerpo le habla.
El punto se presenta como un suspiro, una pulsación, una brisa detenida.
Nada se fuerza, nada se adivina: se escucha con la piel.

Un canal puede tensarse, esconderse o vibrar bajo los dedos.
El médico del Dao aprende a leer con el tacto lo que el pulso ya susurró:
que allí, en esa mínima vibración, el Qì recuerda su camino.

Ⅲ. PALPACIÓN — EL ARTE DE ESCUCHAR CON LOS DEDOS

El practicante posa los dedos y el cuerpo le habla.
El punto se presenta como un suspiro, una pulsación, una brisa detenida.
Nada se fuerza, nada se adivina: se escucha con la piel.

Un canal puede tensarse, esconderse o vibrar bajo los dedos.
El médico del Dao aprende a leer con el tacto lo que el pulso ya susurró:
que allí, en esa mínima vibración, el Qì recuerda su camino.



Ⅳ. LA CADENA DE CONCIENCIA

Pulso → Tez → Palpación → Intuición → Inserción

Nada ocurre aislado.
El pulso abre la puerta, la tez muestra el paisaje, la palpación localiza el sendero,
el Hūn señala la entrada, la aguja solo cruza el umbral.
Así, la punción deja de ser técnica y se vuelve revelación.



Ⅴ. EL UMBRAL DEL WÈI QÌ

El Wèi Qì es la frontera luminosa del cuerpo, guardián del alma física.
La acupuntura nació cuando alguien comprendió que, para sanar, no bastaba con empujar: había que ser invitado a entrar.

El médico del Dao no perfora: se presenta.
El Wèi Qì reconoce la pureza del que se acerca; si el Shén es sereno, la puerta se abre.
Entonces el cuerpo permite el paso, y la energía se deja guiar como un río que confía en su cauce.



Ⅵ. LOS CINCO PLANOS DE LA PROFUNDIDAD

La piel respira el mundo, los huesos recuerdan el origen.
Entre ambos, cinco reinos ondean como velos de un mismo espíritu:
1. 皮 Pí — La frontera del Wèi Qì. Donde la defensa se disfraza de viento y luz.
2. 肌 Jī — La carne tibia. Donde la Sangre y el Qì se entrelazan como amantes.
3. 筋 Jīn — La red del movimiento. Donde el Hígado sueña con el vuelo.
4. 血 Xuè — El río del sentir. Donde cada emoción deja su huella de fuego o rocío.
5. 骨 Gǔ / 髓 Suǐ — La raíz del silencio. Donde el Jing duerme y aguarda la llamada.

El médico del Dao desciende por estos planos con la delicadeza del agua entre rocas.
No atraviesa: dialoga.
No penetra: despierta.



Ⅶ. LA ANGULACIÓN DEL QÌ

Cada ángulo es una intención.
Hacia el flujo: liberar.
Contra el flujo: afirmar.
En el centro: armonizar.

El gesto no es mecánico: es respiración entre Cielo y Tierra.
Un giro puede disolver un invierno.
Un reposo puede abrir una primavera.
En la mano del médico del Dao, la aguja deja de ser hierro:
se vuelve compasión con forma de metal.



Ⅷ. EL HŪN Y EL YÌ — EL ALMA QUE VE Y LA INTENCIÓN QUE ACTÚA

El Hūn ve lo invisible; el Yì lo traduce en acción.
El primero pertenece al viento, el segundo a la tierra.
Cuando ambos se encuentran, el practicante se vuelve transparente:
ya no actúa, solo permite que el Dao se exprese a través de él.



Ⅸ. 心傳心 · Xīn Chuán Xīn

Transmisión de corazón a corazón.

Cuando el médico del Dao entra en quietud verdadera, no necesita palabra ni gesto.
El corazón del uno resuena en el corazón del otro; el Qì se mueve sin esfuerzo.
Antes del contacto, ya ha comenzado la comunión.

El Shén del practicante y el Shén del paciente se reconocen en el vacío del Dao,
y la sanación ocurre como un eco natural, sin intención, sin deseo, sin nombre.

No hay quien cure ni quien sea curado,
solo el Dao que se recuerda a sí mismo.



Ⅹ. EL DE QÌ — CUANDO EL CUERPO RESPONDE

El De Qì no se busca: se reconoce.
Un leve tirón, una expansión, una ola que asciende desde dentro.
El cuerpo confirma que ha entendido.
El médico del Dao sonríe en silencio.
En ese instante, ya no hay dos: hay Dao.



Ⅺ. EL MAESTRO Y LA PERSONA – NEIJING

「得其人乃傳,非其人勿言。」
“Solo cuando se da con la persona adecuada, transmite; si no es la persona, guarda silencio.”
— Líng Shū · 官能

El Neijing lo enseña sin ambigüedad:
cuando la persona es la correcta, incluso un método imperfecto florece;
cuando no lo es, el método más puro se seca.

El método es forma; la virtud, fondo.
La forma sin virtud es ruido;
la virtud sin forma, silencio fecundo.
Solo la unión de ambas abre el Camino.



Ⅻ. RESPIRACIÓN Y RITMO

El practicante respira con quien recibe la aguja.
Inhala el Cielo, exhala la Tierra.
Su aliento marca el compás de la inserción:
abrir con la inhalación, asentar con la exhalación.
La retirada es una plegaria:
primero sale la intención, después la aguja.
Todo retorno es bendición.



XIII. EPÍLOGO — EL CAMINO DEL ESPÍRITU VACÍO (神無道)

El arte de la punción no consiste en dominar la técnica, sino en disolverse en ella.
El médico del Dao se vuelve vacío; la aguja, conciencia; el paciente, eco.
Cuando todo ha callado, el Qì regresa a su cauce original.

Hay quienes clavan agujas para mover energía;
y hay quienes, al clavar el silencio, permiten que la energía los mueva a ellos.


Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – Todos los derechos reservados

✥ 觀色之道 · El Arte de Observar la Tez ✥觀色者,觀其神也。Observar el color es observar el espíritu.El rostro es un espejo del alma....
23/10/2025

✥ 觀色之道 · El Arte de Observar la Tez ✥

觀色者,觀其神也。
Observar el color es observar el espíritu.

El rostro es un espejo del alma.
Cada tono, cada luz, cada sombra cuenta una historia.
No hay en la piel solo apariencia,
sino la huella del Cielo que habita en nosotros.

Los antiguos textos del Huáng Dì Nèi Jīng 黃帝內經 enseñan que
los colores del rostro revelan los movimientos internos de la energía (Qì 氣) y la sangre.

「觀五色,以察五臟之病。」
“Observar los cinco colores para comprender los órganos.”

Los colores no son simples matices:
son el lenguaje con el que el cuerpo habla sin palabras.

❤️ El rojo muestra el Fuego del Corazón:
la pasión, la alegría, la chispa del espíritu (Shén 神).

🤍 El blanco pertenece al Pulmón:
pureza, calma y capacidad de soltar.

💚 El verde refleja al Hígado:
crecimiento, movimiento, libertad interior.

💛 El amarillo nace del Bazo:
estabilidad, pensamiento claro, equilibrio.

💙 El azul profundo o violáceo guarda el Riñón:
descanso, profundidad y sabiduría interior.

A veces dos colores se entrelazan:
uno se muestra en superficie (表) —lo reciente, lo que el cuerpo vive ahora—
y otro se oculta en profundidad (裏) —lo que pertenece al interior, más antiguo o esencial.

「色見淺深,以知病之表裏。」
“La profundidad o superficialidad del color revela lo que ocurre dentro o fuera.”

Así, un rubor sobre un fondo pálido puede hablar
de un fuego que se eleva porque falta raíz.
Y un tono verdoso sobre amarillo puede mostrar
preocupación que oprime el centro.

El rostro no miente.
Es la voz luminosa de lo que aún no se ha dicho.

Cuando la energía fluye, los colores se mezclan con suavidad,
como estaciones que se abrazan.
Cuando uno se apaga o domina a los demás,
el cuerpo pide ser escuchado.

Observar la tez no es analizar,
es acompañar.
Es mirar con respeto, con presencia, con compasión.

El verdadero arte de 觀色 (Guān Sè)
no pertenece al ojo, sino al corazón que sabe ver.

Porque ver la tez es ver el alma respirando,
y en ese instante silencioso,
el Camino (Dào 道) se revela.

Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia 神無道 Shen Uh Do (El Camino del Espíritu vacío)

Antes de nacer, ya éramos energíaAntes de tener un nombre, un cuerpo o una historia,éramos movimiento y silencio, una vi...
22/10/2025

Antes de nacer, ya éramos energía

Antes de tener un nombre, un cuerpo o una historia,
éramos movimiento y silencio, una vibración del Cielo y la Tierra.
En el instante en que respiramos por primera vez,
esa energía se condensa en un mapa invisible:

四柱命理 · Sì Zhù Mìng Lǐ

Los Cuatro Pilares del Destino —
el código elemental que guarda el pulso de nuestro 氣 · Qì (aliento vital).

Cada persona nace bajo una frecuencia única:
Año · Mes · Día · Hora.
Cuatro columnas que nos revelan
nuestras fuerzas y debilidades,
nuestra forma de sentir y pensar,
y también cómo tendemos a enfermar o sanar.
Son el compás secreto que marca el rumbo de nuestra vida.

年柱 · Nián Zhù – Pilar del Año · Constitución
Tu raíz ancestral, la sustancia que te sostiene.
Muestra de qué elemento estás hecho
y qué dones hereda tu linaje.

月柱 · Yuè Zhù – Pilar del Mes · Órgano sensible
El clima interno que moldea tus emociones y tu salud.
Revela qué órgano necesita mayor atención
y en qué estaciones tu energía se expande o se agota.

日柱 · Rì Zhù – Pilar del Día · Yo verdadero
Tu centro solar, tu 神 · Shén (espíritu consciente).
Aquí habita lo que realmente eres,
más allá del personaje y la máscara.

時柱 · Shí Zhù – Pilar de la Hora · Proyección
El cauce por donde tu 氣 · Qì se expresa en el mundo.
Cómo creas, comunicas y compartes tu presencia.

En la lectura de los Cuatro Pilares no hay predicción,
hay revelación.
Un espejo donde ves cómo los 五行 · Wǔ Xíng
(Los Cinco Elementos — Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua)
danzan dentro de ti, guiando tu cuerpo, tu mente y tu destino.

El propósito no es cambiar tu destino,
sino recordarte quién eres dentro de él.



Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – 神無道 · Shén Wú Dào · El Camino del Espíritu Vacío

Dirección

Calle Juan De Isla Nº 4 Bajo
El Astillero
39610

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