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✦ Los sueños y el arte de escuchar el almaPor Manu Gómez Hevia · Linaje 神無道 – El Camino del Espíritu VacíoDicen los clás...
02/12/2025

✦ Los sueños y el arte de escuchar el alma
Por Manu Gómez Hevia · Linaje 神無道 – El Camino del Espíritu Vacío
Dicen los clásicos que el sueño es la respiración secreta del alma.
Ese momento en el que el cuerpo se rinde
y el espíritu, por fin libre, puede hablar.
En ese territorio silencioso —a medio paso entre la conciencia y el vacío—
las emociones, los órganos y la memoria se muestran sin maquillaje.
Los sueños no son un invento de la mente,
ni un entretenimiento psicológico.
Son lenguaje,
son símbolos,
son el estado real del Qi traducido en imágenes.
Por eso los antiguos decían:
“Si quieres conocer al paciente, escucha lo que ve cuando duerme.”

✦ El mecanismo energético del sueño (神遊 Shén Yóu)
Cuando dormimos sucede algo que no se ve pero lo cambia todo:
1. La Sangre se recoge en el Hígado.
Si no hay suficiente, el Shén no tiene dónde apoyarse → sueños inquietos.
2. El Corazón debería dormirse antes que tú.
Si sigue agitado → sueños intensos, caóticos, pesadillas.
3. El Pulmón regula el ritmo del sueño.
Si se bloquea → despertares, sueños cortos, fragmentados.
4. El Riñón sostiene la raíz del Yin y del Yang.
Si falla → sueños de miedo, vacío, profundidad.
5. El Bazo organiza el pensamiento.
Si está débil → sueños repetitivos, densos, preocupaciones sin fin.
El sueño es la firma nocturna de tu equilibrio:
entre Yin y Yang, entre Qi y Sangre, entre cuerpo y espíritu.

✦ ¿Por qué soñamos así?
Porque el Shén se expresa cuando la boca calla.
Porque la energía que no resolvemos despiertos,
regresa por la noche con otra forma.
El sueño es:
un mapa,
una brújula,
un aviso suave del cuerpo,
y a veces, un recordatorio firme de que algo necesita ser equilibrado.
Los antiguos lo dejaron claro:
“El sueño revela el estado del Qi.”

✦ Los sueños según los órganos (Zang)
El Ling Shu lo explica sin rodeos:
cada sueño es un órgano intentando equilibrarse.
________________________________________
1. Corazón (心)
Sueños: fuego, correr, sobresaltos, caos.
Mensaje: el Espíritu no descansa.
Clínica: insomnio, palpitaciones, ansiedad, sequedad.
Patrón: calor del Corazón, insuficiencia de Sangre.
Consecuencia: el Shén queda sin sostén → exceso de actividad onírica.
________________________________________
2. Hígado (肝)
Sueños: volar, caer, viajar, peleas, viento.
Mensaje: el Hún está inquieto.
Clínica: irritabilidad, tensión costal, despertar 1–3 am.
Patrón: estancamiento de Qi, calor de Hígado, insuficiencia de Sangre.
Consecuencia: sueños errantes, violentos, sin dirección.
________________________________________
3. Bazo (脾)
Sueños: repetir escenas, conversaciones infinitas, barro, peso.
Mensaje: la Tierra está sobrecargada.
Clínica: pesadez, digestión lenta, humedad.
Patrón: deficiencia de Qi, humedad interna, preocupación crónica.
Consecuencia: la mente sigue pensando mientras duerme.
________________________________________
4. Pulmón (肺)
Sueños: mu***os, niebla, frío, soledad.
Mensaje: el Metal está triste.
Clínica: suspiros, opresión, piel seca, melancolía.
Patrón: deficiencia de Qi de Pulmón, duelo no resuelto.
Consecuencia: la persona “llama al alma” por la noche.
________________________________________
5. Riñón (腎)
Sueños: cuevas, profundidad, persecuciones silenciosas.
Mensaje: la raíz tiembla.
Clínica: miedo, agotamiento, lumbalgia, falta de voluntad.
Patrón: deficiencia de Yin/Yang, miedo esencial.
Consecuencia: aparece la sombra que se evita de día.

✦ Relaciones clínicas para diagnóstico
(el puente entre sueño y patrón)
✔ Sueños + Pulsos → diagnóstico afilado
• Caída + pulso profundo débil → Riñón insuficiente
• Enfado + pulso cuerda → Hígado estancado
• Repetición + pulso blando → Bazo débil con humedad
• Miedo + pulso débil en Chi → falla de Agua
• Agitación + pulso rápido → calor del Corazón
✔ Sueños + Emoción dominante
• Ira → Hígado
• Tristeza → Pulmón
• Preocupación → Bazo
• Miedo → Riñón
• Sobresalto → Corazón
✔ Sueños + hora de despertar
23–1h → Vesícula Biliar
1–3h → Hígado
3–5h → Pulmón
5–7h → IG

✦ Los sueños en la clínica 神無道
Para nosotros, los sueños son:
• Puertas hacia el Shén
• Señales que confirman el pulso
• Información emocional que el cuerpo no sabe verbalizar
• Mapas simbólicos del origen del desequilibrio
Un sueño repetido es un patrón.
Un sueño doloroso es una herida.
Un sueño insistente es un maestro.

✦ El Camino del Espíritu Vacío — 神無道
En nuestro linaje, el sueño no es un intruso.
Es una llave.
Cuando se atiende al sueño —sin miedo, sin juicio, sin prisa—
la vida se recoloca desde dentro.
No hay equilibrio sin descanso.
No hay descanso sin un espíritu asentado.
Y no hay espíritu asentado sin escuchar
lo que tus noches llevan tiempo intentando contarte.
Los sueños son el eco de algo que quiere volver a su centro.
Una señal amable de que aún tienes
lugares por ordenar,
energías que reconducir,
y un camino personal que te está llamando.

三寶 — Los Tres TesorosJīng · Qì · ShénLa arquitectura secreta del ser⸻Antes de que el cuerpo despertara,antes de que la r...
01/12/2025

三寶 — Los Tres Tesoros
Jīng · Qì · Shén
La arquitectura secreta del ser

Antes de que el cuerpo despertara,
antes de que la respiración entrara por primera vez,
tres semillas silenciosas ya existían en lo más hondo:
Jīng, Qì y Shén.
Los ancianos las llamaban
“Los Tres Tesoros”,
porque sin ellos no hay forma,
no hay vida,
no hay conciencia.
Son la raíz,
el movimiento
y la luz.
La Tierra,
el Viento
y el Cielo.
El comienzo,
el camino
y el regreso.

精 — Jīng
La Esencia que sostiene la forma
Jīng es la raíz antes de la raíz.
La Esencia que los Riñones guardan como quien protege un fuego antiguo.
No se ve,
pero sostiene todo lo que se ve.
Es el pulso silencioso que decide:
• cuánto creces,
• cómo te regeneras,
• cuánta fuerza de vida posees,
• cuánto tarda tu cuerpo en envejecer.
Jīng es gravedad interior.
Profundidad.
Reserva.
Cuando gastas demasiado,
tu luz se vuelve frágil.
Cuando lo cuidas,
la vida se vuelve sólida y amplia.

氣 — Qì
El soplo que mueve el mundo
Del Jīng nace el Qì,
como el viento nace del calor de la tierra.
Qì es impulso,
dirección,
transformación.
Es lo que hace que la sangre viaje,
que el pensamiento se encienda,
que el cuerpo respire,
que la emoción se exprese.
Qì sube, baja, gira, abre, cierra,
entra y sale sin descanso.
Es el movimiento eterno
que sostiene la vida en cada instante.
Cuando fluye,
todo florece.
Cuando se estanca,
la existencia se contrae.

神 — Shén
La luz que recuerda el camino
Y por encima del movimiento,
está la luz.
Shén es conciencia:
no pensamiento,
no emoción,
no memoria.
Es lo que mira.
Lo que sabe.
Lo que permanece.
Habita en el Corazón profundo,
no en su músculo,
sino en su reino silencioso.
Cuando Shén está claro,
la mirada tiene profundidad,
la palabra es precisa,
la vida tiene dirección.
Cuando Shén se oscurece,
la persona pierde el eje,
y el camino se vuelve ruido.

La danza secreta
Los maestros decían:
“Jīng es la raíz.
Qì es el movimiento.
Shén es la luz.”
Pero la verdad es más fina:
• Jīng alimenta al Qì.
• Qì sostiene a Shén.
• Shén guía al Qì.
• Y el Qì protege el Jīng.
Una rueda.
Un círculo.
Un aliento que nunca se rompe.
Los Tres Tesoros no trabajan por separado.
Son un único tejido
con tres manifestaciones.

El retorno
Si cuidas tu Esencia,
el cuerpo se arraiga.
Si cultivas tu Energía,
la vida se ordena.
Si iluminas tu Espíritu,
el camino aparece.
Cuando los Tres Tesoros se alinean,
la persona regresa a sí misma,
y la existencia se vuelve clara
como agua en calma.

✦ CAPÍTULO: EL ORIGEN INVISIBLE DE LA ENFERMEDAD 神無道 — Manu Gómez Hevia ©________________________________________En el m...
27/11/2025

✦ CAPÍTULO: EL ORIGEN INVISIBLE DE LA ENFERMEDAD

神無道 — Manu Gómez Hevia ©
________________________________________
En el mundo hay cosas que se ven
y cosas que solo se sienten.
Hay caminos de tierra
y caminos de aire.
Y hay enfermedades que nacen en el cuerpo
y otras que nacen antes,
en el silencio profundo del corazón.
Los antiguos sabían esto.
Por eso en el Líng Shū, Khi Pa le dijo al Emperador Amarillo:
«Cuando la mente y las emociones se alteran,
los órganos pierden su armonía.»
Es el secreto más simple y más olvidado:
antes de enfermar la carne, se cansa el espíritu.
________________________________________
✦ I. DONDE EMPIEZA EL DESORDEN
Como el viento que agita un lago
Antes de que el dolor aparezca,
hay un movimiento invisible.
Una emoción que se queda,
un pensamiento que no se suelta,
un miedo que se instala,
una pena que se hunde,
una rabia que no encuentra salida.
Así comienza la enfermedad:
como un viento leve sobre la superficie de un lago.
Al principio apenas mueve el agua.
Pero si sopla día tras día,
la calma se rompe.
El lago se turbia.
La claridad se pierde.
Lo mismo ocurre en el cuerpo:
cuando las emociones se mantienen demasiado tiempo,
la energía interior deja de ser un río
y se convierte en agua estancada.
Donde antes había transparencia,
aparece confusión.
Donde fluía la vida,
aparece tensión.
Donde respiraba la paz,
entra la enfermedad.
________________________________________
✦ II. CUANDO EL ESPÍRITU SE ALEJA DEL CUERPO
Como un pájaro que abandona su nido
Los antiguos decían que el espíritu
se sienta en el corazón
igual que un pájaro descansa en su nido.
Cuando estamos tranquilos,
el espíritu está en casa.
Calma la respiración,
protege al cuerpo,
ilumina la mente.
Pero si vivimos con prisas,
si callamos lo que sentimos,
si cargamos lo que no es nuestro,
si fingimos demasiado,
si no nos escuchamos,
el espíritu se va…
aunque solo sea un poco.
Como un pájaro inquieto
que no encuentra dónde posarse.
Y cuando el espíritu no está en su asiento,
el cuerpo se queda sin guía.
Pierde fuerza.
Pierde dirección.
Pierde protección.
En ese vacío interior,
la enfermedad encuentra entrada.
________________________________________
✦ III. CÓMO PENETRA LA ENFERMEDAD
Como la humedad que entra en una casa abierta
El Líng Shū lo explica con precisión:
«La energía dañina solo entra cuando el interior está vacío.»
Ese “vacío” no es debilidad física:
es falta de atención hacia uno mismo.
Cuando abandonamos nuestra vida interior,
ocurre igual que cuando una casa permanece deshabitada:
• las ventanas quedan entreabiertas,
• la humedad entra,
• los muros pierden calor,
• las maderas crujen,
• el polvo se acumula,
• las esquinas se oscurecen.
La casa sigue siendo casa,
pero ha perdido su alma.
Así es el cuerpo cuando el espíritu se aleja:
un hogar sin dueño.
Y en un hogar sin dueño,
todo invade.
La enfermedad no entra como un enemigo:
entra como la humedad: silenciosa,
constante,
sin prisa,
llenando el vacío que dejamos.
________________________________________
✦ IV. LA ENFERMEDAD COMO MENSAJERA
Como el tambor que anuncia el retorno al valle
La gente teme la enfermedad
como si fuera una sentencia.
Pero en nuestro linaje decimos:
La enfermedad no viene a destruir:
viene a avisar.
Cuando el espíritu ha estado demasiado lejos,
el cuerpo golpea un tambor:
un dolor,
una inflamación,
un insomnio,
una ansiedad repentina,
una tensión que vuelve siempre al mismo punto.
Ese tambor golpea para que despertemos.
Para que regresemos al valle interior
del que nunca debimos alejarnos.
La enfermedad es un mensajero del alma,
un recordatorio:
“Vuelve a ti.
Estoy esperándote.”
________________________________________
✦ V. EL CAMINO DE LA SANACIÓN
Como el río que vuelve a su cauce
Curar no es luchar.
Curar no es forzar.
Curar no es romper la enfermedad.
Curar es permitir que la vida
vuelva a su sitio.
Así como un río encuentra siempre su cauce
cuando se retiran los obstáculos,
el cuerpo encuentra su salud
cuando el espíritu regresa.
Y el espíritu regresa cuando:
• se dice la verdad que dormía en la garganta,
• se permite llorar lo que aún dolía,
• se respira hondo después de años de no hacerlo,
• se suelta un nombre, un miedo o una historia,
• se perdona,
• o se descansa.
Entonces sucede algo sutil y sagrado:
El pecho se afloja.
El sueño se vuelve más profundo.
La respiración baja al abdomen.
La mirada se ilumina.
La sangre fluye.
Los órganos se calman.
La enfermedad pierde raíz.
El cuerpo reconoce
que el espíritu ha vuelto a casa.
________________________________________
✦ VI. LA VERDAD QUE CUIDA
Como la luz que atraviesa el bosque
La verdadera causa de muchas enfermedades
no es lo que sucede fuera,
sino lo que se mueve dentro
cuando nadie nos ve.
La verdadera medicina
no es solo la aguja, la planta o el ejercicio:
es devolver al espíritu su lugar.
Y la verdad que permanece es esta:
Donde hay luz interior,
la enfermedad no puede quedarse.
Donde el espíritu descansa,
el cuerpo florece.
Toda curación verdadera
es un retorno al alma.

Poema de cierre — 神無道

Cuando el espíritu calla,
la carne habla.
Cuando el espíritu se aleja,
la enfermedad entra.
Pero cuando el espíritu regresa,
la enfermedad se inclina y se retira.
Somos puente de cielo y tierra,
río que recuerda su cauce,
brasa que vuelve a encenderse
cuando el viento interior se aquieta.
No temas al síntoma:
es solo un mensajero.
Escucha su paso,
agradece su aviso,
devuélvelo a la montaña.
Porque donde el alma descansa,
la enfermedad no encuentra casa.
Y cuando el corazón vuelve a sí mismo,
todo el cuerpo florece.

氣 — El soplo que respira bajo todas las cosasAntes de que el Cielo tuviera formay la Tierra encontrara su nombre,existía...
25/11/2025

氣 — El soplo que respira bajo todas las cosas

Antes de que el Cielo tuviera forma
y la Tierra encontrara su nombre,
existía un susurro:
un pulso tan fino que solo podía escucharlo
quien abría el corazón.

Ese susurro era el Qì (氣).

El Qì no es solo energía:
es el puente vivo entre lo visible y lo invisible,
el impulso que hace brotar la semilla,
elevarse a la luz
y regresar después a la calma profunda.

Cuando el Qì fluye, la vida florece.
Cuando se estanca, el cuerpo y la mente se oscurecen.

Nace de lo que heredamos,
de lo que respiramos
y de lo que nutrimos.
Y se mueve como nuestras emociones:
asciende con la ira,
se dispersa con la tristeza,
desciende con el miedo
y se detiene con la preocupación.

El Qìgōng nos enseña a volver a su ritmo:
respirar lento, movernos con consciencia,
y permitir que el espíritu recuerde
el camino que nunca perdió.

En el linaje 神無道 decimos:
“Quien escucha el Qì, reconoce el Dao.”

Porque el Qì es la vida hablándote
en silencio.

LA SUTILEZA DE LA RECUPERACIÓN復之微 · Fù zhī WēiCreación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – Todos los derechos reservad...
13/11/2025

LA SUTILEZA DE LA RECUPERACIÓN

復之微 · Fù zhī Wēi
Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – Todos los derechos reservados

A todos los que acompañan sin invadir y devuelven sin empujar.


EL REGRESO DEL QÌ — EL COMIENZO INVISIBLE DE TODO SANAR

Recuperar no es volver al punto de partida:
es regresar distinto.

La recuperación auténtica no sucede en la superficie del cuerpo,
sino en las profundidades donde la persona ha dejado de escucharse.
Antes de que un músculo responda, antes de que un tendón ceda,
hay un instante secreto en el que el Shén se detiene
y deja de exigir lo imposible.

Ese momento, imperceptible para el ojo apurado,
es el verdadero inicio de la sanación.

El médico del Dao lo sabe.
Por eso no empuja hacia atrás,
no intenta devolver a nadie a un estado anterior,
porque lo que fue ya no es,
y lo que será aún no se ha pronunciado.

Acompaña hacia adentro.

Cuando la respiración pierde la rigidez del miedo,
cuando el corazón abandona la lucha contra sí mismo,
el Qì —tímido como un animal herido—
asoma de nuevo desde la raíz.

La recuperación no es conquista: es permiso.
Permiso para sentir,
permiso para descansar,
permiso para comprender que la herida no fue solo física,
sino humana.

Solo cuando la persona deja de pelear contra su propia historia,
cuando entiende que su dolor no es un enemigo,
sino un mensaje,
el cuerpo abre la puerta que llevaba años cerrada.

Recuperar es recordar el camino a casa.
Un hogar que nunca estuvo fuera:
siempre estuvo en el centro del pecho.



EL HOMBRE OCCIDENTAL Y LA IMPACIENCIA DEL RESULTADO

El hombre occidental vive herido por la prisa.
Quiere recuperar la salud como quien repara un objeto,
sin aceptar que el cuerpo no es una máquina,
sino una historia acumulada en capas de tiempo.

Las personas de Occidente llegan a consulta con la misma urgencia en los ojos:
“Quiero estar bien ya.”
“Quiero que esto desaparezca hoy.”
“Quiero volver a ser como antes.”

Pero el cuerpo —fiel guardián del alma—
no conoce esa velocidad.
Es lento porque es profundo.
Es tenso porque ha sostenido demasiado.
Es frágil porque ha cargado emociones que nunca encontraron lenguaje.

La impaciencia no nace del músculo ni del tejido:
nace del miedo a sentir
todo aquello que se ha ido acumulando bajo la piel.

El hombre occidental no se daña en dos días:
se fractura poco a poco
bajo responsabilidades no compartidas,
bajo silencios que dolieron más que las palabras,
bajo tristezas guardadas para “más adelante”,
bajo esfuerzos que el Shén jamás aprobó.

Por eso reclama una recuperación inmediata:
porque teme enfrentarse al tiempo que lo hirió.

Pero la sanación no obedece a la prisa;
obedece a la verdad.

Solo cuando la persona comprende
que recuperarse no es volver atrás,
sino volver adentro,
el cuerpo comienza a suavizarse.

Solo cuando acepta
que las emociones que lo derrumbaron
no pueden cicatrizar en un día,
el Qì se atreve a regresar a su cauce.

La verdadera recuperación del hombre occidental
no llega con un método,
sino con un acto interno:

la renuncia a seguir castigándose con la urgencia.

Cuando la prisa cae,
la recuperación comienza.



EPÍLOGO FINAL — EL RETORNO DEL JĪNG

Cuando la recuperación se completa,
algo más que el cuerpo vuelve a la vida.

El Jing se reordena,
el Qì fluye sin tropiezos,
el Shén se ilumina suave.

Lo que renace no es el músculo:
es el ser.

La sutileza de la recuperación no consiste en reparar,
sino en devolver al Camino aquello que se había extraviado.

Y entonces, sin ruido,
el cuerpo recuerda su sabiduría,
la mente su silencio,
y la persona su destino.

Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – Todos los derechos reservados

LA SUTILEZA DE LA PUNCIÓN針之微 · Zhēn zhī WēiCreación y desarrollo por Manu Gómez Hevia ⸻A todos los que escuchan antes de...
24/10/2025

LA SUTILEZA DE LA PUNCIÓN
針之微 · Zhēn zhī Wēi

Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia


A todos los que escuchan antes de tocar.



Ⅰ. EL SILENCIO ANTES DE LA AGUJA

Antes del gesto, el silencio.
Antes del silencio, la presencia.
El practicante no busca sanar: busca vaciarse.
Solo cuando el Shén reposa y el Yì se vuelve claro como el agua, el cuerpo del otro comienza a hablar.

En ese instante, la sala se convierte en templo, el aire en maestro,
y la aguja — aún dormida — en una posibilidad del Cielo.

Escuchar no es oír: es ser movido por lo que aún no suena.

Así nace la punción: del arte de oír lo invisible y tocar lo intocable.



Ⅱ. LA OBSERVACIÓN DEL QÌ

Nada se toca sin antes mirar.
La mirada del médico del Dao no busca defectos, sino movimiento.
Observa el tono de la tez, la respiración que sube o cae, el pulso que revela la danza oculta entre Yīn y Yáng.
La aguja aún no existe, pero el diálogo ya ha comenzado.



Ⅲ. PALPACIÓN — EL ARTE DE ESCUCHAR CON LOS DEDOS

El practicante posa los dedos y el cuerpo le habla.
El punto se presenta como un suspiro, una pulsación, una brisa detenida.
Nada se fuerza, nada se adivina: se escucha con la piel.

Un canal puede tensarse, esconderse o vibrar bajo los dedos.
El médico del Dao aprende a leer con el tacto lo que el pulso ya susurró:
que allí, en esa mínima vibración, el Qì recuerda su camino.

Ⅲ. PALPACIÓN — EL ARTE DE ESCUCHAR CON LOS DEDOS

El practicante posa los dedos y el cuerpo le habla.
El punto se presenta como un suspiro, una pulsación, una brisa detenida.
Nada se fuerza, nada se adivina: se escucha con la piel.

Un canal puede tensarse, esconderse o vibrar bajo los dedos.
El médico del Dao aprende a leer con el tacto lo que el pulso ya susurró:
que allí, en esa mínima vibración, el Qì recuerda su camino.



Ⅳ. LA CADENA DE CONCIENCIA

Pulso → Tez → Palpación → Intuición → Inserción

Nada ocurre aislado.
El pulso abre la puerta, la tez muestra el paisaje, la palpación localiza el sendero,
el Hūn señala la entrada, la aguja solo cruza el umbral.
Así, la punción deja de ser técnica y se vuelve revelación.



Ⅴ. EL UMBRAL DEL WÈI QÌ

El Wèi Qì es la frontera luminosa del cuerpo, guardián del alma física.
La acupuntura nació cuando alguien comprendió que, para sanar, no bastaba con empujar: había que ser invitado a entrar.

El médico del Dao no perfora: se presenta.
El Wèi Qì reconoce la pureza del que se acerca; si el Shén es sereno, la puerta se abre.
Entonces el cuerpo permite el paso, y la energía se deja guiar como un río que confía en su cauce.



Ⅵ. LOS CINCO PLANOS DE LA PROFUNDIDAD

La piel respira el mundo, los huesos recuerdan el origen.
Entre ambos, cinco reinos ondean como velos de un mismo espíritu:
1. 皮 Pí — La frontera del Wèi Qì. Donde la defensa se disfraza de viento y luz.
2. 肌 Jī — La carne tibia. Donde la Sangre y el Qì se entrelazan como amantes.
3. 筋 Jīn — La red del movimiento. Donde el Hígado sueña con el vuelo.
4. 血 Xuè — El río del sentir. Donde cada emoción deja su huella de fuego o rocío.
5. 骨 Gǔ / 髓 Suǐ — La raíz del silencio. Donde el Jing duerme y aguarda la llamada.

El médico del Dao desciende por estos planos con la delicadeza del agua entre rocas.
No atraviesa: dialoga.
No penetra: despierta.



Ⅶ. LA ANGULACIÓN DEL QÌ

Cada ángulo es una intención.
Hacia el flujo: liberar.
Contra el flujo: afirmar.
En el centro: armonizar.

El gesto no es mecánico: es respiración entre Cielo y Tierra.
Un giro puede disolver un invierno.
Un reposo puede abrir una primavera.
En la mano del médico del Dao, la aguja deja de ser hierro:
se vuelve compasión con forma de metal.



Ⅷ. EL HŪN Y EL YÌ — EL ALMA QUE VE Y LA INTENCIÓN QUE ACTÚA

El Hūn ve lo invisible; el Yì lo traduce en acción.
El primero pertenece al viento, el segundo a la tierra.
Cuando ambos se encuentran, el practicante se vuelve transparente:
ya no actúa, solo permite que el Dao se exprese a través de él.



Ⅸ. 心傳心 · Xīn Chuán Xīn

Transmisión de corazón a corazón.

Cuando el médico del Dao entra en quietud verdadera, no necesita palabra ni gesto.
El corazón del uno resuena en el corazón del otro; el Qì se mueve sin esfuerzo.
Antes del contacto, ya ha comenzado la comunión.

El Shén del practicante y el Shén del paciente se reconocen en el vacío del Dao,
y la sanación ocurre como un eco natural, sin intención, sin deseo, sin nombre.

No hay quien cure ni quien sea curado,
solo el Dao que se recuerda a sí mismo.



Ⅹ. EL DE QÌ — CUANDO EL CUERPO RESPONDE

El De Qì no se busca: se reconoce.
Un leve tirón, una expansión, una ola que asciende desde dentro.
El cuerpo confirma que ha entendido.
El médico del Dao sonríe en silencio.
En ese instante, ya no hay dos: hay Dao.



Ⅺ. EL MAESTRO Y LA PERSONA – NEIJING

「得其人乃傳,非其人勿言。」
“Solo cuando se da con la persona adecuada, transmite; si no es la persona, guarda silencio.”
— Líng Shū · 官能

El Neijing lo enseña sin ambigüedad:
cuando la persona es la correcta, incluso un método imperfecto florece;
cuando no lo es, el método más puro se seca.

El método es forma; la virtud, fondo.
La forma sin virtud es ruido;
la virtud sin forma, silencio fecundo.
Solo la unión de ambas abre el Camino.



Ⅻ. RESPIRACIÓN Y RITMO

El practicante respira con quien recibe la aguja.
Inhala el Cielo, exhala la Tierra.
Su aliento marca el compás de la inserción:
abrir con la inhalación, asentar con la exhalación.
La retirada es una plegaria:
primero sale la intención, después la aguja.
Todo retorno es bendición.



XIII. EPÍLOGO — EL CAMINO DEL ESPÍRITU VACÍO (神無道)

El arte de la punción no consiste en dominar la técnica, sino en disolverse en ella.
El médico del Dao se vuelve vacío; la aguja, conciencia; el paciente, eco.
Cuando todo ha callado, el Qì regresa a su cauce original.

Hay quienes clavan agujas para mover energía;
y hay quienes, al clavar el silencio, permiten que la energía los mueva a ellos.


Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – Todos los derechos reservados

✥ 觀色之道 · El Arte de Observar la Tez ✥觀色者,觀其神也。Observar el color es observar el espíritu.El rostro es un espejo del alma....
23/10/2025

✥ 觀色之道 · El Arte de Observar la Tez ✥

觀色者,觀其神也。
Observar el color es observar el espíritu.

El rostro es un espejo del alma.
Cada tono, cada luz, cada sombra cuenta una historia.
No hay en la piel solo apariencia,
sino la huella del Cielo que habita en nosotros.

Los antiguos textos del Huáng Dì Nèi Jīng 黃帝內經 enseñan que
los colores del rostro revelan los movimientos internos de la energía (Qì 氣) y la sangre.

「觀五色,以察五臟之病。」
“Observar los cinco colores para comprender los órganos.”

Los colores no son simples matices:
son el lenguaje con el que el cuerpo habla sin palabras.

❤️ El rojo muestra el Fuego del Corazón:
la pasión, la alegría, la chispa del espíritu (Shén 神).

🤍 El blanco pertenece al Pulmón:
pureza, calma y capacidad de soltar.

💚 El verde refleja al Hígado:
crecimiento, movimiento, libertad interior.

💛 El amarillo nace del Bazo:
estabilidad, pensamiento claro, equilibrio.

💙 El azul profundo o violáceo guarda el Riñón:
descanso, profundidad y sabiduría interior.

A veces dos colores se entrelazan:
uno se muestra en superficie (表) —lo reciente, lo que el cuerpo vive ahora—
y otro se oculta en profundidad (裏) —lo que pertenece al interior, más antiguo o esencial.

「色見淺深,以知病之表裏。」
“La profundidad o superficialidad del color revela lo que ocurre dentro o fuera.”

Así, un rubor sobre un fondo pálido puede hablar
de un fuego que se eleva porque falta raíz.
Y un tono verdoso sobre amarillo puede mostrar
preocupación que oprime el centro.

El rostro no miente.
Es la voz luminosa de lo que aún no se ha dicho.

Cuando la energía fluye, los colores se mezclan con suavidad,
como estaciones que se abrazan.
Cuando uno se apaga o domina a los demás,
el cuerpo pide ser escuchado.

Observar la tez no es analizar,
es acompañar.
Es mirar con respeto, con presencia, con compasión.

El verdadero arte de 觀色 (Guān Sè)
no pertenece al ojo, sino al corazón que sabe ver.

Porque ver la tez es ver el alma respirando,
y en ese instante silencioso,
el Camino (Dào 道) se revela.

Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia 神無道 Shen Uh Do (El Camino del Espíritu vacío)

Antes de nacer, ya éramos energíaAntes de tener un nombre, un cuerpo o una historia,éramos movimiento y silencio, una vi...
22/10/2025

Antes de nacer, ya éramos energía

Antes de tener un nombre, un cuerpo o una historia,
éramos movimiento y silencio, una vibración del Cielo y la Tierra.
En el instante en que respiramos por primera vez,
esa energía se condensa en un mapa invisible:

四柱命理 · Sì Zhù Mìng Lǐ

Los Cuatro Pilares del Destino —
el código elemental que guarda el pulso de nuestro 氣 · Qì (aliento vital).

Cada persona nace bajo una frecuencia única:
Año · Mes · Día · Hora.
Cuatro columnas que nos revelan
nuestras fuerzas y debilidades,
nuestra forma de sentir y pensar,
y también cómo tendemos a enfermar o sanar.
Son el compás secreto que marca el rumbo de nuestra vida.

年柱 · Nián Zhù – Pilar del Año · Constitución
Tu raíz ancestral, la sustancia que te sostiene.
Muestra de qué elemento estás hecho
y qué dones hereda tu linaje.

月柱 · Yuè Zhù – Pilar del Mes · Órgano sensible
El clima interno que moldea tus emociones y tu salud.
Revela qué órgano necesita mayor atención
y en qué estaciones tu energía se expande o se agota.

日柱 · Rì Zhù – Pilar del Día · Yo verdadero
Tu centro solar, tu 神 · Shén (espíritu consciente).
Aquí habita lo que realmente eres,
más allá del personaje y la máscara.

時柱 · Shí Zhù – Pilar de la Hora · Proyección
El cauce por donde tu 氣 · Qì se expresa en el mundo.
Cómo creas, comunicas y compartes tu presencia.

En la lectura de los Cuatro Pilares no hay predicción,
hay revelación.
Un espejo donde ves cómo los 五行 · Wǔ Xíng
(Los Cinco Elementos — Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua)
danzan dentro de ti, guiando tu cuerpo, tu mente y tu destino.

El propósito no es cambiar tu destino,
sino recordarte quién eres dentro de él.



Creación y desarrollo por Manu Gómez Hevia © – 神無道 · Shén Wú Dào · El Camino del Espíritu Vacío

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Calle Juan De Isla Nº 4 Bajo
El Astillero
39610

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16:30 - 22:00
Martes 08:15 - 15:30
Miércoles 08:15 - 15:30
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