25/09/2025
Cada pie es distinto, cada pie habla de una parte interna y se trata de poder escucharlos para integrar todo lo que somos con nuestras cualidades positivas y los aspectos a mejorar.
Los pies a los que he ofrecido el masaje estaban muy receptivos a mostrarse, y tal como hemos ido avanzando en el masaje nos han dejado ver la cualidades a desarrollar de la persona.
Cuando estoy en el pie derecho siento paz, calma, sosiego y la capacidad de dar desde el amor.
Cuando estoy en el pie izquierdo, me siento alerta, en tensión, siento el estómago apretado, siento estreñimiento, algo muy apretado que me pone en alerta, como sí tuviese que defenderme.
Durante tantos años de mi vida he respondido desde la reacción a la preocupación, generando en mi cuerpo toda una química destructiva para mi sistema inmune, digestivo, endocrino…este modo de responder ha sido creado para sobrevivir en un entorno en el que no había espacio para las cualidades del alma, tenía que defenderme y resolver y la forma de hacerlo, fue haciéndome daño.
Esta forma es disfuncional y acaba siendo superficial ya que delante de la preocupación puedo desarrollar las cualidades que he visto en el pie derecho pero que sucede. Necesito entrenarme, desarrollar la calma, respirar, estar con mi incomodidad, sostener mi miedo al rechazo, dejar de identificarme con la mente…
De un pie al otro hay una realidad distinta y posible a la vez y entonces, el trabajo empieza aquí, ¿Qué elijo nutrir?
Siento un agradecimiento profundo por los adultos que se atreven hacerse cargo de sus miserias. Si, duele, es incomodo, te reta sentirte en la vulnerabilidad de mostrar tu herida pero el regalo de dejar a tus hijos libres de tu carga es brutal.
Acompaño a muchos padres y madres con mis masajes, el tema suele dirigirse hacia la herida de la infancia y cuando despierta la herida y se mira de frente, que regalazo!