02/03/2018
REFLEXIONES DE UNA FISIOTERAPEUTA, PACIENTES QUE TE ENSEÑAN A VIVIR
Hace un año C. V. sufrió un Ictus. 3 meses después llegó a mi consulta. Yo ya la había tratado anteriormente por otros motivos, así que agradecí que depositara su confianza en mí para volver a hacerlo.
Recuerdo el día que vinieron al centro para decirme que querían seguir haciendo rehabilitación. En un lado la muleta, y en el otro su marido. Inseparables e imprescindibles ambos para ella.
C. era capaz de caminar, pero no sin su muleta, y soltarse del brazo de su marido le hacía sentir muy insegura. Su equilibrio no era muy bueno, así que teníamos mucho trabajo por delante para realizar en un largo camino. Algo desubicada en el tiempo, con miedo a caerse y con los sentimientos a flor de piel nos pusimos a trabajar duro. Miles de ejercicios, "juegos" en los que ponía a prueba su capacidad física y psíquica.
Hoy C. camina sola, sin necesidad de agarrarse a su marido, sin muleta, con paso firme y con confianza. Ha vuelto a subir y bajar escaleras ella sola. Se baja de la cama sin miedo, sin caerse. Realiza ella sola todas sus actividades de la vida diaria. Ha recuperado el equilibrio, hoy es a mí a quien le cuesta ponerle ejercicios que le resulten difíciles, aunque aún nos queden cositas que pulir.
Y lo más importante... después de un año, C. ha vuelto a hacer rosquillas. ¡¡Y ESTABAN TREMENDAS!!
Este caso es de los que te llegan, de los que te marcan. Y de los que te hacen reflexionar.
Ella me da las gracias todos los días, pero yo también se las tengo que dar por ayudarme a crecer, a aprender, a superarme y a disfrutar.
Porque como ella misma me dijo hace unas semanas, AGÁRRATE A LOS ÉXITOS.
Y así seguía:
" Misión cumplida. Ahora miro la vida con mucho más cariño, veo lo bueno muy bueno y lo malo, lo olvido. Porque lo malo es malo, pero lo bueno es mucho mejor bueno"
De corazón, gracias C.
(También por las rosquillas, y las manzanas asadas, y las torrijas, y el orégano)