19/11/2025
Últimamente tengo la sensación de que alguien ha puesto la vida en “modo avance rápido”.
Halloween aparece cuando aún hace calor, el Black Friday ya no es un día sino casi un mes, los turrones comparten estante con las cremas solares, los roscones de reyes con los helados y la Navidad asoma cuando aún estamos guardando los trajes de baño .
La vida digital nos empuja a ese ritmo loco de “lo quiero ahora, ya, sin esperar”.
Y, en medio de todo eso, me escucho diciendo una y otra vez a mi hija de 4 años:
“Todavía no, el árbol de Navidad tendrá que esperar un poco más”.
Mientras se lo digo, intento regalarle algo que parece estar en peligro de extinción: la paciencia.
Que aprenda que también es bonito desear, contar los días, ilusionarse poco a poco.
Ojalá crezca sabiendo esperar, aunque el mundo vaya siempre con prisas.