03/11/2025
Afortunadamente, estamos en un momento donde hablar sobre nuestras emociones es algo reforzado, poco a poco como sociedad estamos creando un espacio seguro para ello. Mostrar lo que sentimos puede acercarnos, lo hace en muchas ocasiones, pero el exceso de exposición también puede alimentar la búsqueda de validación. La línea entre autenticidad y performance nunca ha sido tan fina.
Investigaciones sobre auto-revelación en redes muestran que compartir emociones puede generar conexión y reducir estigma, pero también provocar fatiga emocional y banalización cuando lo íntimo se vuelve contenido de consumo rápido. Los algoritmos premian lo intenso, y eso moldea qué emociones mostramos y cómo las sentimos.
¿Qué sentís vosotros cuando veis la vulnerabilidad en redes? ¿Es más difícil empatizar con alguien si vemos que su número de seguidores es mayor? ¿De que depende el emocionarnos o agotarnos?
Es algo tan reciente que como psicólogos todavía estamos construyendo. Os invitamos a compartir con nosotros vuestras reflexiones que siempre nos enriquecen!