08/11/2025
Tácticas Operativas en Procesos de Inundación Urbana: Coordinación, Sensibilización y Respuesta Integral
Introducción
Las inundaciones urbanas representan uno de los riesgos naturales más recurrentes y complejos de gestionar en entornos densamente poblados. La alteración del drenaje natural, la impermeabilización del suelo y la concentración de infraestructuras críticas generan escenarios donde la respuesta operativa exige coordinación táctica, comunicación eficaz y una planificación previa basada en la anticipación.
El presente artículo analiza las tácticas operativas aplicables en procesos de inundación urbana, desde la sensibilización ciudadana hasta la intervención coordinada de los servicios de emergencia, poniendo énfasis en la activación de alarmas a la población y en la necesidad de un lenguaje operativo común entre los diferentes servicios intervinientes.
1. Sensibilización y preparación de la población
1.1 Educación preventiva y autoprotección
La primera táctica frente al riesgo de inundación no es operativa, sino preventiva. La población debe conocer cómo actuar antes, durante y después del episodio. La implementación de planes de autoprotección, talleres escolares, campañas de información en redes sociales y señalización física en zonas inundables constituyen medidas esenciales.
Una población entrenada y consciente reduce el número de rescates innecesarios, mejora la evacuación y facilita la labor de los equipos de emergencia. El mensaje clave debe ser claro: “La autoprotección empieza antes del agua”.
1.2 Comunicación previa al evento
En el marco del Sistema Nacional de Protección Civil, la comunicación preventiva incluye el uso de avisos meteorológicos (AEMET) y sistemas locales de alerta temprana. La información debe transmitirse en lenguaje comprensible, pero sin restar rigor técnico, utilizando canales oficiales y medios digitales geolocalizados.
2. Activación de la alarma y sistemas de aviso a la población
2.1 Mecanismos de activación
La activación de la alarma a la población se produce tras la verificación del riesgo inminente por parte del CECOP (Centro de Coordinación Operativa). Las herramientas más empleadas incluyen:
• Sistema ES-Alert (112): aviso masivo a teléfonos móviles en zonas afectadas.
• Sirenado público en núcleos urbanos y áreas industriales.
• Mensajes en redes sociales y medios locales, con validación institucional.
• Comunicación directa con servicios esenciales (hospitales, transporte, centros educativos).
El objetivo es garantizar que la alerta llegue al ciudadano antes que el agua, sin generar pánico, y con mensajes orientados a la acción (“permanezca en su domicilio”, “evite desplazamientos”, “diríjase a zonas altas”).
2.2 Coordinación entre niveles administrativos
La activación de la alarma conlleva la entrada en funcionamiento del Plan de Emergencia Municipal (PEMU) o, si la magnitud lo requiere, del Plan Especial ante el Riesgo de Inundaciones (INUNCAT, INUNCAM, etc.).
Los mandos operativos deben mantener la trazabilidad de las decisiones, asegurando una comunicación bidireccional entre el puesto de mando avanzado (PMA) y el centro de coordinación.
3. Tácticas operativas en la intervención
3.1 Fase inicial: reconocimiento y delimitación
En el inicio del evento, la prioridad es conocer el escenario operativo. Se establecen zonas de intervención, seguridad y apoyo, determinando:
• Accesos y rutas seguras.
• Niveles de agua y velocidad de corriente.
• Puntos críticos: pasos subterráneos, estaciones eléctricas, residencias, escuelas.
Los equipos de primera intervención (bomberos, policía local, protección civil) deben actuar bajo un mando único, con comunicación radio unificada y registro de incidencias.
3.2 Fase táctica: operaciones de rescate y control
En función de la magnitud del suceso, se aplican tácticas diferenciadas:
a) Bomberos
• Rescates con embarcaciones ligeras, vehículos de altura o maniobras con cuerdas.
• Evaluación estructural de edificaciones anegadas.
• Desconexión preventiva de suministros eléctricos o de gas.
• Apoyo en achiques, drenajes y control de vertidos.
b) Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
• Corte de vías y desvíos de tráfico.
• Control de accesos a zonas inundadas.
• Apoyo en evacuaciones y mantenimiento del orden público.
c) Servicios Sanitarios
• Instalación de puestos médicos avanzados (PMA-Sanidad).
• Triaje de víctimas por hipotermia, ahogamiento o traumatismos.
• Apoyo logístico a centros asistenciales aislados.
d) Protección Civil y Voluntariado
• Asistencia logística (agua, mantas, alimentos).
• Acompañamiento en evacuaciones y atención a colectivos vulnerables.
• Coordinación de refugios temporales y gestión de censos.
e) Servicios Técnicos Municipales
• Evaluación de daños en infraestructuras urbanas.
• Restablecimiento de servicios básicos.
• Apoyo al PMA en información geoespacial y modelización de caudales.
4. Coordinación y mando único
La eficacia de la intervención depende de un sistema de mando jerarquizado y unificado. El Director del Plan asume la dirección estratégica, mientras que el Jefe del PMA coordina las acciones tácticas y operativas en el terreno.
El uso de protocolos estandarizados (ICS/Sistema de Mando de Incidentes) favorece la interoperabilidad entre organismos y reduce el tiempo de respuesta.
Se recomienda la utilización de herramientas digitales para:
• Georreferenciar incidencias.
• Integrar datos meteorológicos en tiempo real.
• Coordinar recursos y priorizar intervenciones.
5. Evaluación postemergencia y lecciones aprendidas
Finalizada la fase operativa, se activa la fase de recuperación: evaluación de daños, asistencia a afectados y revisión de infraestructuras.
El análisis postemergencia debe incorporar la metodología AAR (After Action Review) para detectar fortalezas y áreas de mejora, generando una base de datos operativa que permita optimizar los planes de actuación futuros.
Conclusión
La gestión táctica de una inundación urbana no puede entenderse como una secuencia de rescates aislados, sino como un proceso integral de gestión del riesgo, donde la sensibilización ciudadana, la activación coordinada de la alarma y la intervención táctica multiactor constituyen los tres pilares de una respuesta eficaz.
En un contexto de cambio climático y aumento de episodios extremos, la profesionalización de los servicios intervinientes y la formación continua en tácticas operativas se convierten en una necesidad estratégica.
Solo una sociedad preparada, coordinada y consciente del riesgo podrá reducir la vulnerabilidad frente al agua.
Matias García calvo
🔖