29/11/2025
En el Fukanzazengi o recomendaciones universales para la práctica de zazen, Dōgen dice:
“Debéis por lo tanto abandonar el conocimiento basado en la comprensión intelectual. Dejad de correr detrás de las palabras y de seguirlas al pie de la letra. Dirigid vuestra luz hacia vuestro interior e iluminad vuestra propia naturaleza. El cuerpo y el espíritu desaparecerán por ellos mismos y vuestro rostro original aparecerá. Si queréis experimentar la “talidad” debéis practicar la “talidad” sin tardanza”.
La "talidad" (tathata) es la realidad tal como es, la naturaleza de todas las cosas. Enfatiza que la práctica misma (zazen) es la manifestación de esta realidad, no un medio para alcanzar un fin futuro. No se trata de llegar a ser un Buda, sino de expresar la Budeidad que ya está presente en nosotros.
A menudo pensamos que “La Práctica” es algo que está más allá de nuestra práctica. Nos engañamos a nosotros mismos intentando convencernos de que estamos en el mundo del “no todavía”, cuando en realidad estamos en el mundo del “ya”.
Los que venimos al dojo a practicar zazen, no lo hacemos para convertirnos en algo distinto, sino para expresar de forma sincera aquello que ya somos.
A través de una postura inamovible y una respiración natural y atenta, no buscamos nada fuera de este momento, simplemente expresamos, encarnamos y realizamos la "talidad" justo donde nos sentamos, sin la necesidad de palabras, conceptos o la ilusión de un "todavía no".
Nuestra postura y nuestra respiración no están para enseñarnos a ser completos, sino para ayudarnos a expresar la completitud que ya está dentro de nosotros.
El filósofo danés Søren Kierkegaard decía que “La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que tiene que ser experimentada”. Y este aforismo expresa justamente lo que hacemos. No practicamos zazen para resolver nuestros problemas, sino para experimentar la realidad tal y como es.