12/12/2025
A veces miro atrás
y recuerdo todas las tormentas que he vivido en pareja.
Las que duelen,
las que te hacen dudar,
las que te hacen pensar por un segundo
que quizá…
esto no funciona.
Pero con el tiempo descubrí algo hermoso:
no todas las tormentas llegan para romperte.
Algunas llegan para despertarte.
Para enseñarte.
Para construirte.
He visto parejas —y me he visto a mí mismo—
transformarse no porque todo fuera fácil,
sino porque eligieron quedarse
cuando era más sencillo salir corriendo.
Porque cuando te permites ser vulnerable,
cuando miras el conflicto sin miedo,
cuando eliges hablar en lugar de esconder,
la relación no solo sana…
se vuelve otra cosa.
Más profunda.
Más consciente.
Más fuerte.
De hecho,
las parejas más sólidas que he acompañado en terapia
no empezaron siendo compatibles.
Se hicieron compatibles.
A golpes de verdad,
de compromiso,
de coraje.
Porque a veces…
no te hace fuerte evitar la tormenta.
Te hace fuerte atravesarla juntos.