26/11/2025
La infertilidad femenina puede originarse en distintos puntos del proceso reproductivo: desde la ovulación, la calidad ovocitaria o las trompas de Falopio, hasta alteraciones en el útero o en el entorno hormonal.
Cada fase es esencial, y una alteración en cualquiera de ellas puede dificultar la gestación.
Hoy en día, uno de los motivos más frecuentes es la edad materna avanzada, ya que la reserva ovárica y la calidad de los óvulos disminuyen de forma natural con el paso del tiempo.
Aun así, las técnicas de reproducción asistida, y en especial la Fecundación in Vitro (FIV), permiten superar muchos de estos obstáculos y ofrecer altas probabilidades de embarazo cuando existen causas médicas claras de infertilidad.
La FIV suele ser la opción indicada en mujeres diagnosticadas con:
➡ Factor tubárico: obstrucción o daño en las trompas que impide el encuentro entre óvulo y es***matozoide.
➡ Baja reserva ovárica: ya sea por edad o por causas genéticas, quirúrgicas o autoinmunes.
➡ Edad materna avanzada: disminución de la calidad ovocitaria y mayor riesgo de aneuploidías.
➡ Endometriosis: especialmente en grados moderados o severos, donde puede verse afectada la función ovárica o tubárica.
➡ Alteraciones ovulatorias o fallo ovárico incipiente.
➡ Infertilidad de larga evolución sin causa aparente (cuando han fallado técnicas más simples).
La FIV no solo permite fecundar el óvulo fuera del cuerpo para asegurar la unión correcta, sino que también ofrece la posibilidad de seleccionar los embriones con mayor potencial reproductivo.
En resumen: cuando existe un diagnóstico claro de infertilidad femenina, la FIV es una herramienta terapéutica sólida, avalada científicamente, y puede acercar significativamente a muchas mujeres a la gestación que desean.