11/11/2025
Cuidados posoperatorios en cirugía de columna: lo que realmente acelera la recuperación
Mi recomendación es clara: herida limpia y seca, duchas a partir de las 48 horas con agua tibia, sin inmersión prolongada, secado meticuloso y antisepsia tópica (clorhexidina o povidona yodada). La protección con apósito es útil en entornos no controlados; si el contexto lo permite, alterno periodos cortos al aire para optimizar la cicatrización.
Fomento deambulación precoz y movilidad dirigida según tolerancia. El descanso es en la posición más confortable para el paciente; no indico restricciones posturales rígidas salvo contraindicación específica. La faja blanda es opcional y limitada en el tiempo: aporta confort, pero su uso excesivo favorece sudoración y dependencia.
El seguimiento estructurado es clave: revisión de enfermería en la primera semana y control médico alrededor de la tercera, ajustando analgesia, cicatrización y progresión funcional. A partir del día 7–8, inicio de ejercicios y fisioterapia para estabilizadores lumbares y control motor, priorizando dosificación y técnica.
El mensaje a pacientes y equipos es el mismo: la mínima agresión intraoperatoria solo se traduce en buenos resultados si la fase posoperatoria combina higiene de la herida, movilización temprana, educación y rehabilitación pautada. Esa secuencia convierte el alivio del dolor en función recuperada y calidad de vida sostenida.