31/03/2022
Las ofrendas a dioses, espíritus, demonios y entidades benéficas o maléficas forman parte de la vida cotidiana de los balineses.
Las ofrendas más habituales consisten en un puñado de arroz cocinado, flores, galletitas, sal e incienso. Estos elementos se colocan delicadamente en contenedores fabricados con hojas de palma y se dejan frente a las viviendas, templos y negocios.
Hay quienes esparcen un camino de pétalos de frangipani, la flor típica de Bali, por la calle que lleva hasta la puerta principal de sus viviendas o negocios. Otros decoran con flores las estatuas de los dioses que resguardan sus hogares, para pedir protección a los espíritus y apaciguar a los demonios.
Cada mañana, los balineses se levantan con la salida del sol y se dedican a barrer las calles aledañas a sus hogares y tiendas. Juntan los restos desparramados de las ofrendas del día anterior y limpian estatuas y templos para realizar las nuevas ofrendas.
Estas coloridas ofrendas son más que meras decoraciones, forman parte de la rutina de los hombres y mujeres de la isla. Todo se entiende como parte de un ciclo, a la mañana siguiente, lo viejo se tira a la basura, las calles se limpian y las nuevas ofrendas vuelven a inundar la isla con sus aromas y colores.
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