17/05/2018
Publico reflexión de una querida amiga. Cómo podemos vivir sin ser conscientes de dónde pisamos? Y yo añado sin ser conscientes de nuestro propio y mágico cuerpo?
Cómo podemos vivir sin belleza los seres humanos? Cómo relegamos a fines de semana y vacaciones la quietud de la tierra y el cielo necesarios para la cordura. Sin La Luz de la higuera, sin el azul ilimitado, sin los bichitos trabajadores, sin el polen derramado. Así estamos. Vivimos hacinados unos encima de otros, con suerte en despachos separados. Fluorescentes de luz blanca para que no se nos joda la vista, pero se nos jode la vida. Nos consolamos diciendo, esa es mi vida profesional, pero la otra, 3 horas al día, es mi vida privada. Como si la vida se pudiera fraccionar. Vamos a los gimnasios a rodar como los hámsters en su ruedecitas, a quemar calorías, y quemamos la vida. llevamos a nuestros hijos a parques de césped/cemento a que dejen su TDAH en los columpios. Consumimos tiempo, asumimos que es lo normal. Es la vida moderna. Pagamos para respirar, para meditar, para parar. Y cuando paramos ya no sabemos qué hacer con nuestra vida. El silencio nos mata. Quizá preferimos lo frenético, el caos, el ruido, el cemento. Y la naturaleza aún desatendiéndola sigue su curso, amorosa nos regala rosas y tomates y lluvia fresca. Qué le importa a ella de nuestra neurosis milenaria. Se ríe de nosotros, como una madre amorosa que ve que su hijito se va a caer porqué ignora el peligro. Debería ser obligatorio tocar la tierra y mirar el cielo diariamente. Aunque sea un instante para recobrar la cordura perdida.