Arraigados para volar by Luis Carlos Cuesta Maestro

02/12/2025

01/12/2025

Brota este árbol como un latido rebelde, como una memoria encendida cargada de destinos. Hay una fe antigua en su raíz, un murmullo heredado que no se quiebra, una voz que no teme muros ni silencios. Su savia empuja más que cualquier miedo.
Aunque el mundo sea asfalto late una misión que se abre paso, somos lo que nos sostiene desde abajo.

28/11/2025

27/11/2025

En el círculo sagrado nos gestamos en silenciosa ternura, concebidas por un soplo antiguo que nombraba la Vida. Cada latido era un llamado de la Madre infinita, Diosa que abraza sin condición. La hora exacta de tu sol, el nombre que vibra como una llamada de la que estás destinada a ser. Sentimos el Amor como un susurro en el oído, se derramó la luz del pecho, nacimos de nuevo, a la compasión que nos incluye a tod@s: ¡que estés segura y sana!, ¡que seas feliz! ❤️

25/11/2025

21/11/2025

Aun con la masa de aire frío rozando la piel, podemos echarnos a la mar. El otoño abre umbrales. En su silencio dorado, algo nos llama a soltar, a desatar nudos invisibles y dejar que la brújula interior despierte. Levar anclas es un acto sagrado: un salto hacia lo que realmente arde en nosotros. Así avanzamos, toca aventura y verdad, hacia la felicidad que aguarda tras la niebla, el alma reconoce su rumbo viajero.

20/11/2025

19/11/2025

El gato duerme, inconsciente que navega, en la silla de los abuelos. La cocina respira alquimia y calma. Contemplo este instante quieto, más allá del no hacer. El corazón descansa en la confianza de la no perfección. Un proceso nos sostiene, ajeno a nuestros planes. No te preocupes, papá, todo está bien. Yo floto, como alga en el océano, mientras el gato duerme. La vida: frágil, tierna, insondable se encarga de todo.

17/11/2025

14/11/2025

Río adentro,
su canto es mi escucha
cayendo suelto.

12/11/2025

La montaña me enfrenta, me desnuda, me muestra en mi verdad.
Cuando alcanzo la meta, cuando el aire es delgado y la tierra se curva bajo mis pies, todo lo que dolía se disuelve en la luz.
Arriba, el mundo es pequeño, diminutos los egos, silenciosos sus gritos. También mi importancia reducida al azote del viento contra las milenarias piedras.
Más cerca del cielo, se hace evidente que la cima no está afuera sino, aún por conquistar, dentro de mi.