10/11/2025
Cuando el juego no fue seguro, la diversión puede doler.
Para algunas personas, el juego no formó parte natural de la infancia.
Tal vez los adultos estaban demasiado cansados, ausentes o preocupados.
Tal vez no había espacio para la risa o la imaginación.
Y cuando eso ocurre, jugar de adultos —con los hijos, con la pareja o incluso con la vida— puede sentirse incómodo o difícil.
No porque falte amor, sino porque nunca se aprendió cómo hacerlo desde un lugar seguro.
🧠 Cada infancia deja huellas.
Algunas nos enseñan a cuidar, otras a callar, otras a sobrevivir.
Pero pocas nos enseñan a disfrutar sin miedo.
💬 Si te reconoces en esto, no estás roto.
Solo estás aprendiendo algo que nadie te enseñó, y eso también forma parte del proceso de sanar.
🌱 En MIMAPA acompañamos a personas que desean reconectar con su espontaneidad, su ternura y su capacidad de disfrutar la vida sin culpa.