18/12/2025
A veces se piensa que los límites del proceso terapéutico —la hora, la frecuencia, las cancelaciones, los pagos— son simples formalidades. Pero en realidad, son parte del sostén emocional que hace posible la terapia.
El encuadre no existe para controlar ni para imponer. Existe para cuidar:
🌱 Para que la relación terapéutica sea clara, segura y predecible.
🌱 Para que ambas partes sepan qué esperar.
🌱 Para sostener un espacio donde poder abrirse sin miedo a confusiones o desigualdades.
🌱 Para proteger también al terapeuta, que desde su estabilidad y presencia puede acompañar mejor.
Cuando el encuadre se respeta, el vínculo crece.
Cuando se rompe, no solo se rompen normas: se rompe un pedacito del espacio seguro que habíamos construido juntos.
Hablar de límites no es falta de empatía. Es precisamente una forma de cuidar la relación y de cuidar el proceso. Porque la terapia funciona mejor cuando quienes participamos podemos sentir que estamos en un espacio claro, seguro y sostenido.
Y eso, aunque a veces cueste verlo, también es parte del cuidado.