30/11/2025
Este mes de noviembre lo hemos dedicado al desapego y siento que ha sido muy nutritivo y coherente con el momento del año que vivimos.
El desapego no es una idea bonita ni un botón que podamos accionar, el desapego se practica. Se vive en cada postura en la que suavizamos la tensión, en cada exhalación en la que soltamos un poco más, en cada vez que dejamos de forzar para escuchar lo que realmente necesitamos.
En clase hemos experimentado cómo el desapego que nos enseña el yoga es cuerpo, es respiración y es corazón. Ese corazón que, cuando se suaviza, permite dejar ir sin forzar y con suavidad … incluso cuando algo por dentro se resiste o nos incomoda.
Cuando te colocas en una postura que conoces bien y, en lugar de “empujar” para llegar donde llegabas antes, decides quedarte un poquito antes, respirar ahí y observar ... Ahí está el desapego: permitir que el cuerpo marque el ritmo, aceptar que hoy no es como ayer y confiar en que la sabiduría está en escuchar y no en llegar más lejos.
Soltar no es rendirse, es liberar espacio y crear ligereza. Aflojar la mente, dejar de apretar por dentro, permitir que lo que ya no construye se desprenda sin lucha. Cuando eso ocurre, aunque sea por un instante, el cuerpo se expande y florece la calma y la libertad interior.
El desapego también es confiar ... en tu proceso, en tu ritmo, en que no todo depende de ti. Es comprender que sostener demasiado cansa y que a veces lo más saludable es abrir la mano.
Gracias por entregaros a esta experiencia durante todo el mes 🤍 Seguimos caminando juntas e integrando todo el aprendizaje que nos traen las enseñanzas del yoga ✨
Este mes de diciembre estrenamos nueva intención 💫 No hago spoiler, te lo contamos en clase 😉