20/01/2022
LA CULPA: POR QUÉ NOS PERSIGUE?
Todos en un momento u otro nos sentimos culpables por algo, seamos o no responsables de ello. Hay veces que sentimos la culpa y, somos capaces de avanzar sin que nos pese, en otras ocasiones la aparcamos en algún lugar recóndito de nosotros mismos y, seguimos avanzando… pero qué sucede cuando la sensación de culpa nos acompaña, nos pesa y nos impide avanzar?. !!! Se nos activa la alarma de que algo no va bien!! Escuchemonos!!!!
HOY HABLAREMOS DE LA CULPA…
La culpa aparentemente nos parece que se activa cuando sentimos que algo no hemos hecho bien y, a consecuencia de ello hemos hecho daño en el otro…pero detrás de la sensación de culpa se esconden otras emociones de las que no somos conscientes…
Detrás de la culpa habitualmente se encuentra la RABIA y la IRA, dirigida hacia el otro, que reprimimos, y terminamos dirigiéndola hacia nosotros…
Suena un poco extraño… pero la CULPA es un mecanismo de defensa que utilizamos para no enfrentar o confrontar con el otro, sensaciones desagradables que nos surgen ante una circunstancia, sensaciones de injusticia o de ira ante lo sucedido. Cambiamos el sentido de la flecha hacia dónde descargar la rabia y, en vez de dirigirla hacia el otro, nos colocamos en el centro de la diana y la conducimos hacia nuestra persona.
Pongamos un ejemplo:
Supongamos que A quiere dar una sorpresa a B, y ha elaborado una suculenta alubiada. B llega a casa con mucho apetito y le agrada la sorpresa que le ha proporcionado A. En el momento que A va a colocar el puchero humeante encima de la mesa, se tropieza y deja caer el contenido de la cazuela, esparciendo todas las alubias por el suelo de la cocina.
¿Cuáles son las reacciones que se producen en A y en B?
REACCIÓN: APARECE LA RABIA
B: “ !Has tirado todas las alubias por el suelo! ¿Qué vamos a comer ahora?, Siempre igual, eres un desastre!!!!”
A: (Además del malestar que siente tras haber tirado la comida, se añade la reacción desmesurada de 😎.
Ante la situación A se bloquea, se calla, y se siente culpable por la situación. La rabia que siente la reprime y, la dirige hacia su persona, transformándola en culpa y asumiendo una etiqueta que no se plantea si le caracteriza o no.
¿Que sucedería si A reacciona de otra manera?
REACCIÓN: EXPRESAR LA RABIA
B: “ !Has tirado todas las alubias por el suelo! ¿Qué vamos a comer ahora?, Siempre igual, eres un desastre!!!!”
A: (Además del malestar que siente tras haber tirado la comida, se añade la reacción desmesurada de 😎. A contesta “No me hables así” “yo soy a quién más le ha molestado que se haya estropeado la comida con todo el esfuerzo que he hecho al elaborarla” “además, obviamente no la he tirado queriendo y “no soy un desastre por ello”.
De este modo, A al expresar la rabia tal cual la siente, dirige la ira hacia la situación o hacia el comentario, por lo que la CULPA no aparece. La energia de ira fluye hacia afuera y no se dirige hacia ella, no se estanca. Con su reacción A no esconde sus verdaderos sentires y, no los guarda en ningún lugar recóndito de su mundo interior, no reprime un malestar que en un momento u otro puede dañarle.
En el caso de los NIÑOS/AS hay que tener especial cuidado de no realizar este tipo de comentarios, pues los niños/as tienden a sentirse culpables por muchas situaciones que se generan en su entorno, y pueden dañar su AUTOESTIMA. Tal y como señala V. Oaklander, a un niño/a se le grita porque ha derramado leche, y esto le hace enfadarse, pero cuando es incapaz de expresar su ira, la empuja adentro y se siente culpable por derramar la leche. Si la ira es expresada directamente, la culpa puede desaparecer o el niño/a puede sentirse culpable de haberse enfadado, dependiendo de la respuesta del progenitor.
El RESENTIMIENTO es compañero de toda la CULPA. Si el niño/a no puede expresar su ira y se siente culpable, se resiente con el adulto por este desagradable sentimiento. Habitualmente, junto con el resentimiento hay una demanda inexpresada. El niño/a puede resentirse con el progenitor por gritarle, y la demanda puede ser de que el padre/madre sea más tolerante a su derramamiento de leche. El niño/a también está confuso sobre quién es responsable por una situación precipitante como el derramar leche, y asume la culpa, recogiendo gritos continuamente por algo que sabe que no hizo a propósito. Se echa la culpa y se siente malo/a. Así la ira, la culpa, el resentimiento y la autoincriminación se tornan difusos y se mezclan con la autoimagen del niño/a. Para aminorar sus sentimientos de culpa, el niño/a que se siente muy culpable puede ir por todos lados haciendo lo que imagina que los otros quieren que él haga, pero se siente resentido todo el tiempo. Está confuso/a e inseguro/a sobre lo que se espera de él/ella, pero sabe a ciencia cierta que debe sepultar la ira y la rabia que lo roen por dentro. Hace lo imposible por agradar y va poco a poco dejando de ser él/ella mismo/a.
En los ADULTOS, sucede algo similar. El RESENTIMIENTO acompaña a la CULPA. De este modo, aunque evitemos el confrontamiento con el otro y, dirijamos la ira hacia nosotros/as y, la transformemos en culpa, además del malestar que ya causa, el resentimiento nos recordará que no estamos en paz con nuestra actuación, pues por no decir lo que pensamos o sentimos en un momento determinado, vamos guardando en nuestro interior el veneno del resentimiento, que lejos de aliviar aumenta el malestar interno. Es por ello, necesario ESCUCHARNOS, y pensar ¿QUÉ COSAS TENEMOS PENDIENTE DE DECIR? y hacia ¿QUIENES VA DIRIGIDO?…En la medida que vayamos descargando las piedras que llevamos en la mochila de vida, nos sentiremos más ligeros y podremos dar nuevos pasos con otro aire más fresco.
ANIMAROS A ESCUCHAROS!!!!!!