29/10/2025
¿Te pasó que de pequeña cuidabas emocionalmente a tu madre/padre?
Eso se llama parentificación emocional, y deja una herida profunda: aprender que tus necesidades no importan.
En EMDR trabajamos esas memorias para devolver al adulto su responsabilidad y permitirte sentirte cuidada.
Volver a casa, pero ahora contigo.
A veces, el trauma no viene de algo “muy fuerte”, sino de algo muy silencioso.
Te cuento el caso de una paciente que, desde los 7 años, se convirtió en la persona que consolaba a su madre.
Cuando la madre lloraba, ella la abrazaba.
Cuando la madre se derrumbaba, ella era la fuerte.
¿Qué aprendió esa niña?
“Mis necesidades no importan. Yo tengo que sostener a los demás.”
En la adultez esto aparece como:
hiperresponsabilidad, no poder pedir ayuda, cansancio constante, elegir relaciones donde siempre eres tú quien cuida.
Con EMDR, lo que hicimos fue volver a esas escenas raíces.
No para revivirlas, sino para liberar a la niña del rol que nunca tuvo que tener.
Trabajamos la creencia: “Soy responsable de los demás” para transformarla en: “Tengo derecho a ser cuidada”.
Y algo precioso ocurrió:
Por primera vez, pudo llorar con alguien sin sentirse débil.
Ese es el duelo:
Dejar de ser el adulto que tuviste que ser, para convertirte en el adulto que elegís ser ahora.
Si esto te resonó, no estás sola. Se puede reparar.