25/11/2025
💜 Hoy 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, recordamos que incluso en ámbitos que asociamos a la paz, como el Yoga, también ha existido históricamente violencia y exclusión hacia las mujeres.
💜 El Yoga tuvo sus primeros indicios aproximadamente sobre el 3000–2500 a.C., en la zona que hoy corresponde a Pakistán.
Durante milenios, el Yoga estuvo reservado casi exclusivamente a sacerdotes varones y a determinadas castas. Las enseñanzas estaban contenidas en los Vedas y en los Upanishads (800–300 a.C.), textos cuyo estudio estaba prohibido para las mujeres y para quienes pertenecían a castas consideradas inferiores. La exclusión femenina era tanto espiritual como social.
💜 Cuando llega Ta**ra, S. III a.C. V d.C., comienza un cambio profundo. Los movimientos tántricos, revolucionarios, defendían que todas las personas, sin importar género o casta, podían acceder a la práctica espiritual. Por primera vez, el Yoga se abrió también a las mujeres, y comenzaron a documentarse maestras y yoguinis.
💜 Sin embargo, la violencia hacia la mujer no quedó enterrada en el pasado.
En las últimas décadas, la comunidad del Yoga ha tenido que enfrentar casos graves de abusos, manipulación y violencia ejercidos por maestros y gurús que se aprovecharon de su posición de poder. Estos casos de abusos por parte de líderes contemporáneos han salido a la luz gracias al valor de cientos de mujeres que, a pesar del miedo, decidieron denunciar.
💜 Estas denuncias, públicas entre los años 2000 y 2020, han revuelto a nuestra comunidad con fuerza, pero han servido para abrir un diálogo urgente y necesario sobre límites, consentimiento, abuso de autoridad y violencia institucionalizada dentro de prácticas espirituales.
💜 Hoy y todos los días, alzamos la voz para denunciar estos abusos y para insistir en un Yoga seguro, ético y verdaderamente inclusivo.
💜 Que este 25 de noviembre sea un recordatorio de que la violencia hacia la mujer adopta muchas formas, desde la exclusión histórica hasta los abusos más actuales, y que solo la conciencia, la educación y la valentía de nombrar lo que sucede, transforme nuestra conciencia y nuestra sociedad.