06/08/2025
Nos fuimos de vacaciones 9 días en junio, justo cuando hacía muchísimo calor 🔥.
Al volver, el granado del patio había perdido todas sus hojas. Pensamos que no había sobrevivido a ese calor extremo sin agua.
Aun así, empezamos a regarlo pero sin muchas expectativas… pues para nuestra sorpresa, al cabo de unos días comenzaron a brotar hojas nuevas, verdes y fuertes. Incluso más tarde floreció 🌺.
Esto me hizo pensar en lo importante que es el cuidado sin prisas y sin exigencias. Y también en esos momentos en los que la vida nos arrasa (como el calor al granado) y nos cuesta atender nuestras propias necesidades.
Te explico todo esto porque siento que somos como el granado.A veces basta con observarnos, escucharnos, darnos lo que necesitamos, aunque lleguemos tarde y aunque estemos cansadas, porque con un poco de cariño y paciencia, algo en nosotras florece.
Nuestro cuerpo también responde como este arbolito al agua cuando volvemos a él. Incluso aunque lo hayamos descuidado y no supiéramos qué necesitaba. Para ayudarte a conectar con él, detente, y pregúntate:
— ¿Cómo me estoy sintiendo?
— ¿Qué vengo necesitando?
Real que ahí empieza el cuidado 🫶🏼. No hace falta hacer grandes cosas, solo volver a ti, prestar un poco más de atención para que poquito a poco, regreses a tu centro.
Yo he aprendido a cuidarme así: desde lo sencillo, lo constante, sin tanta exigencia y permitirme perderme para volver encontrarme. Y así es como acompaño en consulta también 💞.
Porque cuando dejamos de tratarnos como un proyecto a mejorar, y empezamos a tratarnos como alguien a cuidar… chicas, eso lo cambia (casi) todo.
Como el granado, que no había nada malo en él, solo necesitaba agua.
Por eso, cuídate con amor, sin prisa, sin exigencia y que siempre encuentres tu agua. La que te riega, te sostiene y te hace florecer 🌸 🌱.
Soy consciente de que hablo desde el privilegio porque no tengo a mi cargo hijos, por ejemplo, y os admiro mucho a todas las mamás ❤️. Esto hace que me resulte más fácil cuidar de mi.