07/11/2025
Compararte rara vez empuja hacia adelante; casi siempre drena. Cuando miras fuera todo el rato, te desconectas de tus ritmos y necesidades. La mente fabrica una carrera imaginaria: “voy tarde”, “debería estar ahí”, “a mí me falta algo”. Y el cuerpo lo nota: tensión, prisa, sensación de deuda permanente.
Recordatorio amable: los timelines de fuera no son tu mapa. Cada historia tiene contexto, recursos y tiempos distintos. Lo que ves suele ser un fotograma, no la película completa.
Tu camino no necesita parecerse a ninguno. La pregunta importante no es “cómo van los demás”, sino “qué es suficiente para mí hoy”.
¿Con qué pequeño gesto te vuelves a tu propio ritmo ahora?