22/10/2025
Comprobado que cuando pasas a ser empresaria, da igual de donde vengas, directamente pasas a ser una privilegiada y no tienes derecho a ningún tipo de queja. Y si lo haces, eres una víctima, porque todo el mundo sabe que la mayoría de pequeñas empresas se abren gracias a herencias de tíos ricos (entiéndase la ironía).
Perdí muchos derechos el día que me convertí en autónoma y después en empresaria. Y sabía y sigo sabiendo que los perdía (no tengo derecho a baja, ni a paro, ni a vacaciones). Algunas intentan también quitarme mi derecho a queja.
Gané (no siempre) otras cosas, y por ello tomé la decisión y la sigo tomando a día de hoy.
El post que os compartí el otro día llevaba el sesgo de hablar desde mi experiencia (y la de muchas compañeras que conozco), y ahí se perdió el objetivo principal que tenia con él.
En esto de las redes, hablar para todos es complicado, porque siempre habrá alguien que lo vea diferente. Ya voy entendiendo a qué me expongo cuando comparto estas cosas.
Seguramente el post de hoy también ofenda alguien, porque hay gente que ya viene ofendida de casa, pese a que he intentado ser lo más neutral posible.
Cabe decir que lo que comparto hoy, lo he aprendido durante los años y sobre la marcha. No siempre lo he hecho bien y siempre intento seguir aprendiendo de mis errores y seguir formándome no solo como psicóloga, sino como empresaria, para llevar una empresa lo más honesta, justa y ética posible. Y por supuesto, ganar dinero. (Y me he pensado mucho esto último porque parece que esté mal ser psicóloga, dedicarte a la salud mental, tener empleados, y además querer ganar dinero).
Y sobretodo, antes de que alguna más se ofenda: ESTE POST SOLO HABLA A PSICÓLOGAS CON CONTRATACIÓN LABORAL, NO A AUTÓNOMAS.
Si estás contratada y con mi post ves que las cosas donde trabajas no funcionan así, quéjate y lucha por tus derechos!