27/10/2025
Cuentan las historias que, cuando una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón aún latiendo se introducía en una olla con amaranto hasta que la persona que encabezaba el rito lo mordía como señal de agradecimiento a un dios. Una leyenda salvaje que no es otra cosa que el germen del origen del pan de mu**to y de lo que hoy en día representa este dulce.
Según los historiadores, este bocado dulce hunde sus raíces en los sacrificios humanos de la época precolombina cuando, tras una ofrenda humana, se preparaba un pan de amaranto molido mezclado con sangre que tenía como fin ofrecerlo a los dioses.
La llegada de los españoles a México, en la época de la Conquista, encontró en esta práctica un hecho realmente violento siendo los colonizadores los que, al ver estos actos, sugirieron a los locales la preparación de un pan de trigo cubierto de azúcar roja simbolizando cada uno de esos corazones sin la necesidad de llegar a que nadie perdiera la vida.
Estos son los primeros indicios del Pan de Mu**to, una receta convertida en uno de los símbolos más claros del mestizaje hispano-indígena por la introducción del trigo y la tradición panadera que los españoles llevaron a América. Y es que, en España, antaño existía algo parecido: los panes de ánimas. Unos panes que se preparaban, bendecían y ofrendaban a los seres queridos fallecidos durante el Día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. **to