08/11/2025
La mente se despista, se escapa, corre hacia recuerdos que ya no existen, hacia futuros que no han llegado, se enreda en preocupaciones que parecen enormes y al mismo tiempo diminutas, y tú, perdido en ese laberinto de pensamientos, de repente sientes un tirón suave, un recordatorio silencioso, porque siempre hay un refugio al que volver, un lugar que no se mueve, que no se dispersa, que te espera con paciencia infinita, y ese lugar es tu propio cuerpo, tu respiración, el latido que no miente, la piel que te abraza aunque no lo sepas, cada músculo, cada nervio diciéndote sin palabras, aquí estás, aquí siempre has estado, no hace falta buscar más, no hace falta huir más, solo sentir, sentir que ya estás en casa, que tu centro no se ha perdido, que la calma se puede encontrar en la tierra bajo tus pies, en el aire que entra y sale de tus pulmones, en la memoria de tu carne que sabe lo que tu mente a veces olvida, y mientras respiras, mientras sientes, descubres que no hay separación real entre tú y tu hogar, entre tú y el instante, entre tú y la vida que palpita en cada fibra, y es suficiente, siempre ha sido suficiente, porque volver a ti mismo es volver a casa. 🧡