Centro Sanitario Foltra

Centro Sanitario Foltra Información de contacto, mapa y direcciones, formulario de contacto, horario de apertura, servicios, puntuaciones, fotos, videos y anuncios de Centro Sanitario Foltra, Medicina y salud, Travesía de Montouto nº 24 Fase 5, Teo.

𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐒𝐚𝐧𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐅𝐨𝐥𝐭𝐫𝐚
🧠 Terapias Cognitivas y Físicas
🔬 Estimulación y Rehabilitación Neurológica
🩺 Soporte Médico Integral

Nº registro sanitario C-15-003173 🔬 𝐓𝐞𝐫𝐚𝐩𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐢𝐦𝐮𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲 𝐑𝐞𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐍𝐞𝐮𝐫𝐨𝐥𝐨́𝐠𝐢𝐜𝐚
Fisioterapia neurológica
Terapia ocupacional e integración sensorial
BRMT (terapia de movimiento rítmico)
Neuroestimulación auditiva
Hidroterapia
Reflexología
🧠 𝐓𝐞𝐫𝐚𝐩𝐢𝐚𝐬 𝐂𝐨𝐠𝐧𝐢𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬 𝐲 𝐅𝐢́𝐬𝐢𝐜𝐚𝐬
Logopedia (fonoaudiología)
Neuropsicología
🩺 𝐒𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐌𝐞́𝐝𝐢𝐜𝐨 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐠𝐫𝐚𝐥
Evaluación médica: endocrinología, otorrinolaringología, cardiología, medicina interna
Servicio de enfermería especializada

🗣️🌱 La comunicación es mucho más que hablar.En los trastornos del neurodesarrollo, la logopedia acompaña a cada niño a d...
01/12/2025

🗣️🌱 La comunicación es mucho más que hablar.
En los trastornos del neurodesarrollo, la logopedia acompaña a cada niño a descubrir su forma de expresarse: a través del lenguaje oral, gestos, pictogramas, dispositivos de CAA o cualquier medio que facilite la conexión.

Trabajamos comprensión, expresión, interacción social, atención conjunta y habilidades pragmáticas, siempre adaptando las estrategias a su ritmo y perfil.

Porque cuando la comunicación se vuelve accesible, el niño puede participar, relacionarse y construir su propio lugar en el mundo. 🤍✨

📝 Agenda tu cita

📧 Email: foltra@foltra.org
📱 WhatsApp: +34 698 167 787
📲WhatsApp Directo: wa.me/34698167787

Estamos ubicados en la Travesía de Montouto, nº24. Teo. La Coruña. España
📍Ubicación: https://maps.app.goo.gl/hjLTnzRjkUDASnAk9

́naumentativa

28/11/2025

¿CUIDAMOS NUESTROS OJOS?

El microbioma ocular: más allá de lo que se ve a simple vista.
Las bacterias, virus y hongos que colonizan el cuerpo, incluyendo algunos que viven directamente en la superficie ocular, pueden desempeñar un papel importante en la salud ocular.

La ciencia está llena de pequeños y felices accidentes, como han descubierto Anthony St. Leger y su equipo de investigación. Intentaban estudiar los microorganismos que viven en la superficie ocular de ratones, pero tenían dificultades para que las bacterias crecieran en el laboratorio. Entonces, se produjo una casualidad, como tantas veces ocurre en la investigación científica: "Estábamos cultivando bacterias y olvidamos una placa en una cámara", explica St. Leger, inmunólogo ocular de la Universidad de Pittsburgh en Pensilvania.
Cuando el equipo encontró la placa una semana después, los investigadores descubrieron que una bacteria crecía en ella. Inicialmente, St. Leger pensó que la placa estaba contaminada. Pero su equipo repitió la situación desde cero, esta vez permitiendo que los microbios se multiplicaran durante una semana. De nuevo, la bacteria de interés, Corynebacterium mastitidis, creció; una sorpresa...

La bacteria simplemente crecía lentamente y necesitaba más tiempo para multiplicarse. “Todo mi programa de investigación gira en torno a esa placa olvidada”, dice St. Leger.

Durante muchos años, se creyó que los ojos eran estériles. Pero los tenaces intentos de cultivar bacterias a partir de pequeñas muestras de la superficie ocular —y los avances en la secuenciación genética, que permiten obtener lecturas de ADN o ARN microbiano sin necesidad de cultivar los organismos en placas de cultivo previamente— han demostrado que el ojo tiene su propio microbioma.

En la superficie ocular, solo hay unas 6 bacterias por cada 100 células humanas. En cambio, el colon humano tiene aproximadamente 39 billones de bacterias, la mayor densidad del cuerpo. Algunos oftalmólogos llaman al ojo «paucibacteriano», lo que significa que tiene pocas o pocas bacterias. Aun así, los microbios podrían tener un efecto notable en la salud ocular.

Algunos tipos de bacterias, como Staphylococcus, Streptococcus, Propionibacterium y Corynebacterium, se está descubriendo que son miembros influyentes del microbioma ocular. Por ello, se está realizando un esfuerzo considerable en comprender cómo los microbios del intestino y otras áreas del cuerpo pueden afectar la salud ocular. En conjunto, estos conocimientos podrían allanar el camino para tratamientos más eficaces en diversas afecciones, como el ojo seco doloroso y trastornos que causan ceguera, como el glaucoma.

Principales sospechosos
Los investigadores que exploran el microbioma ocular se centran principalmente en las superficies oculares. Estas incluyen la capa transparente de tejido que cubre la parte blanca del ojo, la conjuntiva, y la córnea, que cubre el iris y la pupila. El análisis metagenómico —un método para secuenciar una amplia gama de microbios sin cultivarlos en el laboratorio— se ha utilizado para estudiar el líquido intraocular, pero los científicos aún no están seguros de si existen poblaciones de microbios (microbiota) en ese espacio interno. "Hasta la fecha, los intentos de caracterizar un microbioma intraocular no han arrojado ninguna colonización convincente", afirma Russell Van Gelder, oftalmólogo de la Universidad de Washington en Seattle. La identidad y la cantidad de bacterias en la superficie ocular parecen influir en la salud del ser humano. Se cree que algunos géneros bacterianos, como Staphylococcus, Corynebacterium y Lactobacillus, son beneficiosos. "En ojos sanos, contribuyen a la estabilidad de la superficie ocular", según Marco Zeppieri, oftalmólogo del Hospital Universitario de Udine (Italia). Si la microbiota se desequilibra (disbiosis), pueden surgir problemas. Las personas con glaucoma, por ejemplo, presentan una mayor presencia de Pseudomonas y Acinetobacter en los ojos. Este cambio, según Zeppieri, podría provocar inflamación y contribuir a la progresión de la enfermedad, lo que aumenta la presión ocular y, en última instancia, puede dañar el nervio óptico. Incluso un crecimiento excesivo de bacterias aparentemente beneficiosas puede provocar infecciones que ponen en peligro la visión, como la queratitis microbiana.

La disbiosis de la superficie ocular también puede provocar blefaritis (una afección que causa hinchazón de los párpados) y conjuntivitis. Esta última puede provocar cicatrices en el ojo en casos graves y suele estar relacionada con virus que se detectan en el microbioma ocular. "La mayoría de las conjuntivitis, probablemente más de tres cuartas partes en Estados Unidos, son virales", afirma Van Gelder.

Van Gelder forma parte de una iniciativa, lanzada en 2023 por el Instituto Nacional del Ojo de EE. UU., conocida como el Proyecto del Microbioma Ocular. Este grupo de laboratorios trabaja para comprender el entorno microbiano del ojo. Mediante técnicas de secuenciación avanzadas, Van Gelder y sus colaboradores caracterizaron un adenovirus que encontraron en personas con conjuntivitis y estudiaron la sutil variabilidad genética de dicho virus entre personas. "La conclusión, que nos resultó completamente inesperada, es que se podía predecir qué córnea iba a cicatrizar únicamente a partir de la secuencia viral", afirma. "El huésped no importaba".
El ojo seco afecta a alrededor del 10 % de los adultos en Estados Unidos y hasta al 30 % en otros países. Por lo tanto, desentrañar este misterio no es tarea fácil. "Si experimenta molestias por fatiga visual o sequedad ocular, puede provocar una sensación persistente de falta de sueño durante todo el día", indica Noriyasu Hashida, oftalmólogo de la Universidad de Osaka (Japón), que estudia el microbioma ocular.

El microbioma intestinal también se ha relacionado con la degeneración macular asociada a la edad. Esta afección es una de las principales causas de ceguera y afecta a unos 200 millones de personas en todo el mundo. Si bien existen resultados contradictorios sobre qué bacterias son más prevalentes o cuáles están más disminuidas en el intestino de las personas con esta afección, los investigadores han encontrado ciertas correlaciones entre los cambios bacterianos que promueven la inflamación en el intestino y la afección ocular.

Más pistas sobre la conexión entre el microbioma intestinal y la salud ocular, conocida como el eje intestino-ojo, provienen de personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Alrededor del 10 % de las personas con EII que desarrollan síntomas más allá del tracto digestivo experimentan problemas oculares, como conjuntivitis, uveítis (inflamación de la capa media del tejido ocular) y epiescleritis (inflamación entre el párpado y la esclerótica).

Algunos científicos también están investigando la posible comunicación cruzada entre los pulmones y los ojos. Por ejemplo, el glaucoma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) comparten algunos mecanismos subyacentes, como la disfunción vascular y el aumento del estrés oxidativo. Otros investigadores investigan si el uso de lentes de contacto transfiere bacterias de la piel a la superficie del ojo o si el propio material de las lentes podría alterar el microbioma ocular.

Visión de futuro
Discernir si las enfermedades oculares son consecuencia directa de infecciones oculares o si están relacionadas con la inflamación inducida por microbios, ya sea en el ojo o en otras regiones, podría conducir al desarrollo de mejores terapias. Los tratamientos actuales para las afecciones oculares incluyen lubricantes, esteroides, antivirales y antibióticos, todos ellos con efectos secundarios, así como procedimientos más invasivos como los trasplantes de córnea. Sin embargo, si se logran identificar los microbios responsables específicos de ciertas dolencias oculares, esto podría allanar el camino para terapias que traten las causas, en lugar de solo los síntomas.
Uno de los objetivos de los investigadores es encontrar más señales moleculares que vinculen las bacterias, virus y hongos que residen en el ojo con enfermedades específicas que afectan la visión. Zeppieri explica que biomarcadores de esta naturaleza podrían ser útiles para diagnosticar, tratar y controlar enfermedades oculares, así como para prevenirlas desde el principio.

Si el Proyecto del Microbioma Ocular, del que forman parte St. Leger, Van Gelder y Schaefer, logra definir los componentes microbianos centrales del microbioma ocular, ello proporcionará un marco de referencia esencial para los científicos que estudian los trastornos relacionados con la visión. Sin embargo, Zeppieri indica que se necesita más investigación para determinar las funciones de los microbios identificados.
Parte del misterio que estos científicos esperan desentrañar es cómo el ojo mantiene un entorno local saludable. "¿Cómo logra un tejido completamente expuesto al medio ambiente no ser colonizado masivamente?", pregunta Van Gelder. Los estudios sugieren que los ojos podrían recibir ayuda de microbios comensales para defenderse de los invasores, organizando una primera línea de defensa inmunitaria. La bacteria que el grupo de St. Leger identificó mediante un fortuito experimento de laboratorio, C. mastitidis, parece ser una de estas bacterias.

En un experimento con ratones, St. Leger y sus colaboradores demostraron que C. mastitidis inducía a las células inmunitarias del tejido superficial ocular a liberar interleucina-17. Esta molécula mensajera estimulaba el reclutamiento de glóbulos blancos para combatir infecciones y causaba la liberación del péptido antimicrobiano "alarmina" en las lágrimas, lo que alerta al sistema inmunitario ante posibles invasores. En última instancia, la presencia de C. mastitidis protegió los ojos de los roedores de infecciones al ser expuestos a los microbios patógenos Candida albicans y Pseudomonas aeruginosa5.

St. Leger se ha propuesto diseñar bacterias colonizadoras del ojo capaces de liberar moléculas modificadoras de la inmunidad a largo plazo. Su equipo ha logrado modificar genéticamente C. mastitidis para que secrete interleucina-10, la cual suprime la inflamación descontrolada y mejora la cicatrización de heridas. El equipo ya demostró que este microbio bioterapéutico mejoró la capacidad de cicatrización de la córnea de ratones.
St. Leger cree que los biólogos están aprendiendo tanto sobre el microbioma ocular que, en el futuro, podrían influir en su composición. "¿Sabes cómo se toman los probióticos para el intestino? En esencia, estamos intentando crear probióticos para los ojos", afirma.

Schaefer y sus colegas también han explorado la idea de tratamientos probióticos para enfermedades oculares. En 2023, presentaron datos en la reunión anual de la Sociedad Americana de Microbiología que mostraban que los ratones con ojo seco que consumieron una cepa beneficiosa de la bacteria Limosilactobacillus reuteri tenían superficies corneales más sanas e intactas que los que no recibieron el probiótico. Schaefer señala que, en otros experimentos con roedores, un subproducto de las bacterias intestinales, conocido como butirato, también pareció beneficiar a la vista. "Si se administra butirato a nuestros ratones, un ácido graso de cadena corta, este protege la superficie ocular", afirma. Recordemos, una vez más, que el butirato se forma en el intestino cuando las bacterias “buenas” en éste digieren fibra vegetal verde. Ese butirato no solo regula el funcionamiento intestinal, sino que pasa al organismo y activa a los linfocitos Treg (reguladores inmunitarios), pero además tiene funciones clave a nivel cerebral en la formación de mielina y sobre las mitocondrias.
¿Conclusión? Cuidemos nuestros ojos a nivel higiénico y animemos a los oftalmólogos al estudio de bacterias que pueden favorecer nuestra salud ocular pero también a analizar nuestros ojos y combatir la presencia de una microbiota patológica. Recordemos que el glaucoma, tan frecuente, es causa de ceguera.
Jesús Devesa

🧠✏️ La lectoescritura tras un daño neurológico también se rehabilita.Desde la logopedia trabajamos habilidades como la c...
27/11/2025

🧠✏️ La lectoescritura tras un daño neurológico también se rehabilita.

Desde la logopedia trabajamos habilidades como la conciencia fonológica, la discriminación auditiva, la comprensión lectora y la expresión escrita, adaptándonos al nivel de cada paciente.

A través de ejercicios específicos y estrategias funcionales, ayudamos a reconstruir conexiones, mejorar la atención al lenguaje, recuperar la lectura útil para la vida diaria y facilitar la comunicación.

Porque volver a leer y escribir no es solo recuperar una habilidad: es recuperar autonomía, identidad y participación en el mundo. 🤍

📝 Agenda tu cita

📧 Email: foltra@foltra.org
📱 WhatsApp: +34 698 167 787
📲WhatsApp Directo: wa.me/34698167787

Estamos ubicados en la Travesía de Montouto, nº24. Teo. La Coruña. España
📍Ubicación: https://maps.app.goo.gl/hjLTnzRjkUDASnAk9

́nneurológica

26/11/2025

Nuestro cerebro experimenta cuatro periodos drásticos de cambio entre los 0 y los 90 años.

En los últimos días numerosos medios se han hecho eco de los cambios que nuestro cerebro sufre a lo largo de cuatro etapas de nuestra vida. Sepamos ahora el porqué de estos cambios.

Nuestras conexiones cerebrales parecen experimentar cuatro puntos de inflexión importantes: a los 9, 32, 66 y 83 años, lo que podría influir en nuestra capacidad de aprendizaje y en el riesgo de padecer ciertas enfermedades.

Nuestra función cerebral no es estática a lo largo de la vida. Ya sabemos que nuestra capacidad de aprendizaje y nuestro riesgo de deterioro cognitivo varían desde recién nacidos hasta los 90 años. Ahora, parece haberse descubierto una posible razón: nuestras conexiones cerebrales se cree que experimentan cuatro puntos de inflexión importantes: a los 9, 32, 66 y 83 años.

Investigaciones previas sugieren que nuestros cuerpos sufren tres etapas rápidas de envejecimiento alrededor de los 40, 60 y 80 años. Sin embargo, la complejidad del cerebro dificulta su comprensión.

El cerebro tiene regiones diferenciadas que intercambian información a través de los tractos de sustancia blanca: estructuras fibrosas formadas por proyecciones delgadas, los axones, que se proyectan desde las neuronas o células cerebrales. Estas conexiones influyen en nuestra cognición, como la memoria. Sin embargo, se desconocía si se producen cambios importantes en este cableado a lo largo de la vida. "Nadie ha combinado múltiples métricas para caracterizar las fases del cableado cerebral", afirma Alexa Mousley, de la Universidad de Cambridge.

Para subsanar esta deficiencia, Mousley y sus colegas analizaron resonancias magnéticas cerebrales de unas 3800 personas del Reino Unido y Estados Unidos, en su mayoría blancas, con edades comprendidas entre recién nacidos y 90 años. Estas resonancias se habían realizado previamente como parte de diversos proyectos de imágenes cerebrales, la mayoría de los cuales excluían a personas con enfermedades neurodegenerativas o de salud mental.

Los investigadores descubrieron que, al llegar a los 90 años, el cableado cerebral generalmente ha pasado por cinco fases principales, separadas por cuatro puntos de inflexión clave.
En la primera fase, que ocurre entre el nacimiento y los 9 años, los tractos de sustancia blanca entre las regiones cerebrales parecen alargarse o volverse más intrincados, lo que los hace menos eficientes. "La información tarda más en transmitirse entre regiones”.
Esto podría deberse a que nuestro cerebro está repleto de conexiones durante la infancia, pero a medida que crecemos y experimentamos, las que no usamos se van eliminando gradualmente. El cerebro parece priorizar la creación de una amplia gama de conexiones útiles para cosas como aprender a tocar el piano, a costa de que sean menos eficientes.
Pero durante la segunda fase, entre los 9 y los 32 años, este patrón parece invertirse, posiblemente impulsado por el inicio de la pubertad y sus cambios hormonales que influyen en el desarrollo cerebral. "De repente, el cerebro aumenta la eficiencia de las conexiones: se acortan, por lo que la información llega de un lugar a otro con mayor rapidez". Esto puede favorecer el desarrollo de habilidades como la planificación y la toma de decisiones, y mejoras en el rendimiento cognitivo, como la memoria de trabajo.
La siguiente fase es la más larga, y abarca desde los 32 hasta los 66 años. "Esta fase es un punto de la vida en el que el cerebro, por supuesto, sigue cambiando, pero mucho menos", según Mousley. En concreto, las conexiones entre las regiones cerebrales vuelven a perder gradualmente su eficiencia. "No se sabe con certeza qué impulsa este cambio, pero la década de los 30 se relaciona con muchos cambios importantes en el estilo de vida, por ejemplo, tener hijos o establecerse, así que esto podría influir”. También podría deberse simplemente al desgaste general del cuerpo.

Entre los 66 y los 83 años, los investigadores descubrieron que las conexiones entre neuronas de la misma región cerebral parecen ser más estables que entre las de áreas distintas. "Esto es interesante porque, en esta etapa, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como la demencia y problemas de salud generales".

En la fase final, de los 83 a los 90 años, las conexiones entre las regiones cerebrales se debilitan y pasan cada vez más a través de "centros" que conectan muchas áreas. "Esto sugiere que hay menos recursos para mantener las conexiones durante esta fase, por lo que el cerebro depende más del uso de ciertas regiones como centros de conexiones”.

Comprender estos cambios cerebrales podría ayudar a explicar por qué las enfermedades mentales suelen aparecer antes de los 25 años y por qué las personas mayores de 65 años tienen un riesgo especial de padecer demencia, afirma.

“Es importante comprender los puntos de inflexión normales en la estructura cerebral a lo largo de la vida humana, para que, en futuros estudios, podamos explorar qué se desvía durante las enfermedades mentales o las enfermedades neurodegenerativas”. “Una vez que se comprenda qué se desvía, se puede identificar con precisión cómo tratarlo. Por ejemplo, se podrían explorar qué factores ambientales o químicos causan las diferencias y encontrar maneras de revertirlas mediante terapia, políticas o fármacos”.

Sin embargo, todavía se necesitan más estudios para explorar si los hallazgos encontrados son aplicables a poblaciones con mayor diversidad étnica y geográfica.

¿Qué es lo importante de este trabajo? Pues no solo el que ayuda a comprender los cambios cognitivos que experimentamos a lo largo de la vida sino también, en mi opinión, el que conociendo todo esto podemos actuar desde edades tempranas en la flexibilización de estos cambios previniendo su desarrollo o amortiguándolo o enriqueciéndolo, según la edad, y así conseguir una mayor eficiencia cognitiva en cada etapa de la vida e incluso prevenir o amortiguar la aparición de procesos neurodegenerativos.

Jesús Devesa

Con 50 años de experiencia clínica y científica, el Dr. Jesús Devesa lidera un equipo multidisciplinar que transforma vi...
24/11/2025

Con 50 años de experiencia clínica y científica, el Dr. Jesús Devesa lidera un equipo multidisciplinar que transforma vidas 💚

En Foltra atendemos ictus, traumatismos craneoencefálicos, autismo, lesiones medulares y parálisis cerebral.

🌟 Ciencia, tecnología y corazón para recuperar autonomía y esperanza.

📝 Agenda tu cita

📧 Email: foltra@foltra.org
📱 WhatsApp: +34 698 167 787
📲WhatsApp Directo: wa.me/34698167787

Estamos ubicados en la Travesía de Montouto, nº24. Teo. La Coruña. España
📍Ubicación: https://maps.app.goo.gl/hjLTnzRjkUDASnAk9

́nactiva ́nfuncional ́lisisCerebral

23/11/2025

Hoy en Foltra, un paciente reaprende a tragar. 🧠
La deglución es más que un reflejo: requiere precisión, control y mucha paciencia 💚
Cada gesto lo acerca a recuperar su autonomía.

📝 Agenda tu cita

📧 Email: foltra@foltra.org
📱 WhatsApp: +34 698 167 787
📲WhatsApp Directo: wa.me/34698167787

Estamos ubicados en la Travesía de Montouto, nº24. Teo. La Coruña. España
📍Ubicación: https://maps.app.goo.gl/hjLTnzRjkUDASnAk9

́n

21/11/2025

Para los que tengan hijos jóvenes que practiquen deportes de riesgo
No recuerdo si ya había narrado esto aquí, aunque sí lo hice en la consulta con algunos pacientes. En el verano de 2015 me habían invitado a dar una conferencia sobre Acciones de la GH a nivel cerebral en el Congreso de la FASEB (Federación Americana de Sociedades de Biología Experimental), algo sumamente excitante pues es una Federación que reúne a los mejores científicos mundiales y que ese año tenía lugar en Steamboat Springs, en Colorado, en pleno centro de las Montañas Rocosas. Una maravilla de sitio y nivel altísimo de conferencias, aunque, por cierto, ya de vuelta a casa recibí varios emails de participantes felicitándome y entre ellos uno de una figura mundial, el Prof. Michael Waters, de la Universidad de Queensland, Australia, en el que me decía: “Dear Jesus, your presentation was the highlight of the meeting for me. For 20 years I have been seeking evidence from human studies to verify our original rat studies, and you provided that”. Traducción: “Querido Jesús, tu presentación ha sido lo más brillante del Congreso para mí. Durante 20 años he estado investigando evidencias en estudios humanos que confirmasen nuestros estudios originales en ratas, y tú acabas de proporcionarlos”. Bien, el correo seguía hablando de futuras colaboraciones, etc, pero solo lo cito porque todavía años después me siento orgulloso de aquella invitación y las alabanzas recibidas. Pero no es esto el objetivo de esta descripción tan importante que ahora voy a hacer.
El Congreso duró diez días, y una de las tardes decidí salir a pasear por aquel pueblo tan bonito y me encontré una serie de impecables campos de fútbol. Mientras los contemplaba comenzaron a llegar una serie de autobuses con chicos y chicas, perfectamente uniformados, menores de 16 años, y tras distribuirse por los campos comenzaron a jugar partidos de fútbol. De pronto uno de los jugadores golpeó el balón con la cabeza e inmediatamente el entrenador le dijo que saliera del campo. Intrigado por lo sucedido, al acabar el partido me acerqué al entrenador y le pregunté por qué había expulsado al chico. Su respuesta fue clara y concisa: “La Federación Norteamericana de Fútbol prohíbe que los menores de 16 años golpeen el balón con la cabeza”. Me quedé pensando y la única explicación que se me ocurrió es que el cerebro es una estructura relativamente móvil, encerrada en una estructura rígida, con lo que un simple golpe en el cráneo puede llevar al impacto del cerebro contra el hueso y producir algún tipo de daño.
Bueno, pues ahora se acaba de publicar algo muy importante relacionado con lo que acabo de describir.

Efectos de los traumatismos craneoencefálicos repetidos en jóvenes atletas
Resumen:
Investigadores obtuvieron nuevos datos sobre los cambios cerebrales en jóvenes atletas que pueden derivar en encefalopatía traumática crónica.
Los hallazgos sugieren que los impactos craneales repetitivos provocan cambios cerebrales mucho antes de lo que se creía.

Las personas pueden sufrir impactos repetitivos en la cabeza en deportes de contacto, el servicio militar, caídas y otras situaciones. Los traumatismos craneales repetidos aumentan el riesgo de desarrollar encefalopatía traumática crónica (ETC), una enfermedad neurodegenerativa progresiva que puede causar problemas de pensamiento, comprensión y comunicación. También puede provocar trastornos del movimiento, problemas de control de impulsos, depresión, cambios de humor, confusión e irritabilidad.
Actualmente, la ETC solo se diagnostica definitivamente post mortem mediante el análisis de muestras de tejido cerebral donado. La enfermedad se caracteriza por la acumulación de una proteína llamada p-tau en las neuronas que rodean los vasos sanguíneos, especialmente en la profundidad de los surcos de la superficie cerebral.
Un equipo de investigación dirigido por el Dr. Jonathan D. Cherry de la Universidad de Boston se propuso comprender mejor los cambios cerebrales que conducen a la ETC. Examinaron células individuales en los surcos de tejido cerebral obtenido mediante autopsia de 28 hombres, con edades comprendidas entre los 20 y los 51 años. Ocho de las muestras procedían de hombres que no practicaban deportes de contacto, nueve de hombres que jugaban al fútbol americano y al fútbol europeo pero no habían sido diagnosticados con CTE, y once de hombres que practicaban deportes de contacto y habían sido diagnosticados con CTE en etapa temprana. El estudio se publicó en Nature en agosto de 2025.

Los investigadores observaron varios cambios en el cerebro de los atletas que participaban en deportes de contacto, independientemente de si habían sido diagnosticados con CTE. La microglía inflamatoria —células inmunitarias que actúan como primera línea de defensa— era más numerosa en las regiones cerebrales examinadas de quienes practicaban deportes de contacto. También se observaron cambios en los genes expresados en los vasos sanguíneos del cerebro. Además, el equipo encontró un 56 % menos de neuronas que transmiten señales nerviosas en los surcos cerebrales examinados de quienes practicaban deportes de contacto. La densidad neuronal en esta región disminuyó con los años de práctica de deportes de contacto.

Sin embargo, el equipo no encontró ninguna relación entre la pérdida neuronal y los niveles de p-tau. Esto sugiere que la pérdida de neuronas comienza antes de que la proteína tau fosforilada (p-tau) se acumule en las profundidades de los surcos cerebrales, el signo característico de la encefalopatía traumática crónica (ETC).

A continuación, los científicos compararon qué moléculas de señalización y sus receptores se encontraban aumentados y en qué células. Identificaron una molécula de señalización, llamada TGFB1, que parece desempeñar un papel importante. Producida por la microglía, esta molécula envía señales a diversas células a través de diferentes receptores en respuesta a un traumatismo craneoencefálico. El equipo también encontró diferencias en la señalización entre los atletas que practicaban deportes de contacto, pero no habían sido diagnosticados con ETC y aquellos a quienes sí se les diagnosticó.

Se necesitarán estudios adicionales con un mayor número de atletas para confirmar estos resultados y comprender mejor los mecanismos moleculares que conducen a la ETC.

«Estos resultados ponen de manifiesto que incluso los atletas sin ETC pueden sufrir lesiones cerebrales importantes», afirma Cherry. «Comprender cómo se producen estos cambios y cómo detectarlos a lo largo de la vida contribuirá al desarrollo de mejores estrategias de prevención y tratamientos para proteger a los jóvenes atletas».

Así se explica la prevención que había visto personalmente en aquel julio de 2015 en Colorado. La situación es clara, evitemos que futbolistas, por ser mayoría, sufran traumas craneales, por pequeños que sean. Para ello quizás todos debieran jugar con caso. Las consecuencias vienen después, como se acaba de ver.

Jesús Devesa

18/11/2025

Cómo los fármacos contra la obesidad silencian el «ruido alimentario» en el cerebro

Investigadores han identificado un biomarcador neuronal de los antojos compulsivos de comida y han demostrado que el fármaco para adelgazar Mounjaro lo suprime, silenciando lo que se ha dado en llamar “el ruido alimentario” es decir las señales cerebrales que incitan a comer compulsivamente.

Un estudio sugiere que el fármaco contra la obesidad tirzepatida, comercializado como Mounjaro o Zepbound, puede suprimir patrones de actividad cerebral asociados con los antojos de comida. Los investigadores midieron las señales eléctricas cambiantes en el cerebro de una persona con obesidad severa que había experimentado un «ruido alimentario» persistente —pensamientos intrusivos y compulsivos sobre la comida— poco después de comenzar a tomar el medicamento.

Este estudio es el primero en utilizar electrodos para medir directamente cómo los fármacos contra la obesidad de gran éxito comercial que imitan a la hormona GLP-1 (péptido similar al glucagón) afectan la actividad cerebral en las personas, y para insinuar cómo controlan los antojos extremos de comida.

«Es una excelente estrategia intentar encontrar una firma neuronal del "ruido alimentario" y luego tratar de comprender cómo los fármacos pueden manipularlo». Los hallazgos se publicaron ayer en Nature Medicine.

Hallazgo adicional
Casey Halpern, neurocirujano e investigador de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, y sus colaboradores no se propusieron investigar los efectos de los fármacos contra la obesidad en el cerebro. El objetivo del equipo era comprobar si un tipo de estimulación cerebral profunda —una terapia que consiste en aplicar una corriente eléctrica débil directamente en el cerebro— puede ayudar a reducir la alimentación compulsiva en personas con obesidad para quienes tratamientos como la cirugía bariátrica no han funcionado.

Cómo mantener el peso perdido tras el tratamiento con fármacos contra la obesidad

Los científicos diseñaron un estudio en el que se implantó un electrodo en el núcleo accumbens de los participantes, una región del cerebro relacionada con la sensación de recompensa. Esta región también expresa el receptor de GLP-1, señala Christian Hölscher, neurocientífico de la Academia de Innovaciones en Ciencias Médicas de Henan en Zhengzhou, China, «por lo que sabemos que el GLP-1 desempeña un papel en la modulación de la recompensa en esta zona». Este tipo de electrodo, capaz de registrar la actividad eléctrica y suministrar una corriente eléctrica cuando sea necesario, ya se utiliza en personas para tratar algunas formas de epilepsia.

En los dos primeros participantes del estudio, los investigadores observaron que los episodios de ruidos intensos relacionados con la comida se acompañaban de un aumento en la actividad cerebral de baja frecuencia. Este patrón sugería que estos cambios podrían servir como un indicador medible de antojos compulsivos de comida.

La tercera participante, una mujer de 60 años, acababa de empezar a tomar una dosis alta de tirzepatida —prescrita por su médico para tratar la diabetes tipo 2— cuando le implantaron el electrodo. ¿El resultado? Los ruidos relacionados con la comida desaparecieron.
Todo ello explica el por qué, y así lo hemos comprobado ya en muchos pacientes con obesidades extremas, el tratamiento con este tipo de fármacos lleva a una progresiva disminución de la obesidad que, en algunos, ya se ha traducido en un índice normal de masa corporal a expensas de la marcada pérdida de grasa. El problema por resolver en un próximo futuro es el conocer si esos “ruidos cerebrales” volverán tras la suspensión del tratamiento y, con ellos, reaparecerá la obesidad, aunque quizás ese nuevo tratamiento desarrollado en China implantando un electrodo en el núcleo accumbens pueda ser la solución.

Jesús Devesa

Dirección

Travesía De Montouto Nº 24 Fase 5
Teo
15894

Horario de Apertura

Lunes 08:30 - 19:00
Martes 08:30 - 19:00
Miércoles 08:30 - 19:00
Jueves 08:30 - 19:00
Viernes 08:30 - 19:00

Teléfono

+34981802928

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Centro Sanitario Foltra publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Contacto El Consultorio

Enviar un mensaje a Centro Sanitario Foltra:

Compartir

Share on Facebook Share on Twitter Share on LinkedIn
Share on Pinterest Share on Reddit Share via Email
Share on WhatsApp Share on Instagram Share on Telegram